Ante todo debo aclarar lo de "falso tajine", y es que lo único que hay de tajine en esta receta es el precioso recipiente de barro esmaltado así llamado y que me compré en un viaje que hice hace siglos a Marrakech (como soy compradora compulsiva de vajillas y enseres de cocina allá donde vaya, no solo me volví con este trasto tan bonito, sino que también me traje no sé cuántos platos y cuencos haciendo juego; sí, sí, lo sé, pero cada uno tiene sus manías). Bueno, pues partiendo de esta premisa, la realidad es que se trata de una sana y deliciosa receta para quienes nos gustan los sabores orientales y ese toque dulzón que aportan las frutas y el coñac. Este es un plato único completo y equilibrado, sobre todo si lo acompañáis de un poco de cus-cus o arroz de grano largo. Esta receta es para 4 personas.
Falso tajine de pollo con ciruelas, orejones y piñones
1 pollo de corral de unos 6 kg., troceado
2 zanahorias, 2 cebollas medianas, 4 dientes de ajo, y 1 hoja de laurel
20 ciruelas deshuesadas, 12 orejones y 50 gramos de piñones
180 ml. de coñac y 1 vaso de agua
Aceite, sal y pimienta
Pon las ciruelas y los orejones en agua unos 20 minutos antes de empezar a cocinar. En una cacerola grande calienta una cucharada de aceite y dora el pollo, previamente salpimentado, durante unos cinco minutos. Resérvalo. En el aceite sobrante de la cacerola introduce las cebollas cortadas finamente, y a continuación los dientes de ajo en láminas y la hoja de laurel. Incorpora también las zanahorias, cortadas al grosor que más te guste. Dale al conjunto unas cuantas vueltas hasta que todo esté dorado e integrado, y rocía con el coñac. Deja que se evapore y a continuación añade el pollo, las ciruelas, los orejones y el vaso de agua. Cuece a fuego lento con la cacerola tapada durante unos 25 minutos, removiendo de cuando en cuando, y vigilando para que el guiso no se quede sin salsa y se pegue a la cacerola. Cuando ya esté listo y antes de servir, añádele los piñones.
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