29.7.14

Huevas de merluza aliñadas

Sí, estoy en la playa, lo confieso, y precisamente por eso desde aquí os envío una receta con sabor a mar y a chiringuito de playas del sur, y para lo que para mí es sin duda mi aperitivo de verano preferido. Acompañadas de una cerveza bien fría para combatir el calor, esta delicia me transporta inmediatamente a la incomparable sensación de estar de vacaciones. Eso sí, precisamente porque la receta apenas requiere ingredientes, conviene que la materia prima sea de primerísima calidad.



Huevas de merluza aliñadas

400 gramos de huevas de merluza, crudas
1 tomate
1 pimiento rojo
1 pimiento verde
1 cebolla
1 hoja de laurel
Aceite de oliva virgen extra, vinagre y sal

Cuece las huevas enteras durante unos diez minutos en un cacerola con abundante agua, sal y la hoja de laurel; añade dos cucharadas de vinagre al agua de cocción para que no se rompan durante el proceso. Una vez cocidas, deja que se enfríen por completo, quita la membrana que las recubre con cuidado de no romperlas, y córtalas en rodajas con un cuchillo muy afilado. Pica el tomate, los pimientos y la cebolla. Por último, aliña a tu gusto con aceite, vinagre y sal.


Acompañadas de unas regañas o de unos picos, ya tienes una tapa de lujo que se hace en cuestión de minutos.

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25.7.14

Vasitos de bizcocho y crema de horchata con coulis de mango

Refrescante gracias al mango y ligero como una nube gracias al merengue, este postre es perfecto para poner la guinda a una buena comida de verano. Los coulis de frutas ácidas son idóneos para postres muy dulces porque el contraste es espectacular.
 A pesar de ser una receta que hay que elaborar en varios pasos, tanto la crema, como el coulis y el merengue se pueden tener preparados con cierta antelación, bien tapados y guardados en la nevera, para así montar el postre fácilmente en el en el último momento. Esta receta es para 4 vasitos de tamaño medio.



Vasitos de bizcocho y crema de horchata con coulis de mango

Base de bizcocho de horchata (receta aquí)
Crema pastelera de horchata (1/4 litro de horchata, 2 cucharadas rasas de azúcar, 2 yemas de huevo y 1 huevo entero, 3 cucharadas rasas de maicena)
Coulis de mango (170 gramos de mango
, 30 mililitros de agua
, 15 mililitros de zumo de limón
, 45 gramos de azúcar)
Merengue sencillo (2 claras de huevo, 1 pizca de sal, 125 gramos de azúcar)

Haz el bizcocho de horchata siguiendo esta receta. Mientras se hornea el bizcocho, prepara la crema pastelera de horchata; para ello pon la horchata y el azúcar en una cacerola a fuego bajo, reservando aparte un poco de horchata en un bol mediano. A esta horchata reservada añádele la maicena y mezcla muy bien. Incorpora los huevos y vuelve a mezclar. Vierte la mezcla resultante en la cacerola y remueve con varillas continuamente, hasta que espese, y reserva. Para preparar el coulis de mango, pela y corta el mango en trozo pequeños. En una cacerola pequeña pon el agua, el zumo de limón colado y el azúcar, mezcla bien y añade el mango. Cuece a fuego lento hasta que al pinchar el mango con un tenedor esté muy blando. Retira del fuego, deja enfriar, pasa por un chino o por un colador, y reserva el coulis resultante. Para hacer el merengue, pon las claras y la sal en el vaso de la batidora y empieza a batir. Añade el azúcar poco a poco y sigue batiendo hasta que las claras queden bien montadas. Comprueba poniendo el vaso boca abajo para ver que las claras ni se mueven ni se caen. Para montar los vasitos, empieza acomodando en la base el bizcocho de horchata, a continuación pon la crema pastelera, después el coulis de mango, y por último, el merengue, con ayuda de una manga pastelera. Si tienes soplete, puedes quemar ligeramente el merengue. Guarda los vasitos en la nevera hasta que los vayas a servir.

Por supuesto el bizcocho se puede cambiar por un sencillo bizcocho genovés o de vainilla si no se tienen los ingredientes para hacer el de horchata. A mí me sobró un poco del bizcocho de horchata que hice recientemente, y esto es lo que se me ocurrió hacer con ello. ¡En mi casa se aprovecha todo!

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22.7.14

Tostas de roast beef con rúcula, confitura de higo y mostaza a la miel

Hoy la cosa va de aprovechar sobras, pero claro, cuando se trata de roast beef, las sobras son de auténtico lujo. Con algo de carne asada y unos pocos ingredientes más, puedes componer en cuestión de minutos unas deliciosas tostas para picar en cualquier ocasión. El potente sabor de la carne, y el punto picante de la rúcula y la mostaza en contraposición a la dulzura de los higos y de la miel, se combinan para crear una auténtica delicatessen. Si te gusta el combo salado-dulce, ésta receta te va a encantar.



Tostas de roast beef con rúcula, confitura de higo y mostaza a la miel

Rebanadas de pan, tostadas en el horno
Lonchas finas de roast beef
Confitura de higos (si la quieres hacer casera, pela y trocea 1 kilo de higos muy maduros y pónlos en una cacerola a fuego lento, junto a 500 gramos de azúcar y 1 vaso de agua. Remueve frecuentemente con una cuchara de madera y cuece unos 25 minutos a fuego bajo, hasta que los higos estén translúcidos).
Hojas frescas de rúcula
Mostaza a la miel (si la quieres hacer casera, emulsiona 4 cucharadas de miel con 3 cucharadas de mostaza de Dijon, 2 cucharadas de mayonesa y 2 cucharadas de vinagre de vino blanco).

Para el montaje de la tosta, extiende una capa de confitura de higos sobre las rebanadas de pan y reserva. Forma los rollitos de carne fría con las hojas de rúcula dentro y coloca con cuidado los rollitos sobre las tostadas. Vierte la mostaza a la miel sobre los rollitos de carne. Sirve las tostas frías.


Te soplo aquí mi receta de roast beef por si acaso aún no tienes la tuya propia: calienta el horno a 250 grados. Pon 1 kilo de carne para roast beef en una fuente de cristal, previamente engrasada con mantequilla, e introduce en el horno. Pasados 10 minutos, sin dar la vuelta a la carne, añádele sal gorda, pimienta en grano, una hoja de laurel y una copita de coñac. Deja hornear otros 10 minutos más. (Recuerda: 20 minutos de horneado por cada kilo de carne).

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18.7.14

Bizcocho de horchata

Soy una loca de los gadgets de cocina, y aunque ya no me cabe ni uno más en casa, sigo acumulando cachivaches, que con el paso del tiempo, han resultado más o menos útiles, (o más bien inútiles), pero bueno, cada uno tiene sus vicios, y salvo el hecho de que nos salimos de casa, tampoco hago daño a nadie con mi manía… Dentro de la lista de cacharros absurdos (deshuesador de cerezas tan complicado que tardo menos con un cuchillo, máquina para hacer pasta con mil piezas adjuntas que no hay quien entienda, mandolina para hacer doscientos cortes diferentes y que sólo en lo que tardo en montarla ya hubiera cortado 20 patatas, etc.), el que sin duda se lleva la palma es la horchatera que me regaló mi marido para hacer las paces un día que volvió de Valencia y nos habíamos enfadado… (sin comentarios). Ni que decir tiene que sólo la he utilizado una vez, ya que hay que comprar los ingredientes ad hoc que venían con la máquina, y nunca más he encontrado la ocasión (ni las ganas, a pesar de lo que me gusta la horchata). Pero entre los ingredientes adjuntos también venía una botella de concentrado de horchata que debía llevar unos 2 años en mi nevera. Es de esas cosas que ves todos los días y que se ha convertido en parte del atrezzo diario, pero como estoy decidida a vaciar por completo la nevera antes de irme de vacaciones, por fin le he dado salida a la dichosa botellita. Eso sí, el resultado ha sido magnífico, aunque no es difícil que yo lo diga porque a mí me encanta la horchata: un bizcocho ligero, jugoso y esponjoso, con un tenue sabor de fondo a chufa delicioso, y que se hace en un pis pas.


Bizcocho de horchata

165 gramos de harina de repostería
150 mililitros de concentrado de horchata
125 gramos de azúcar
3 huevos
12 gramos de levadura en polvo
40 gramos de aceite de oliva suave

Precalienta el horno a 180 grados y engrasa un molde de bizcocho. En un bol mezcla la harina con la levadura. Con la minipimer bate los huevos con el azúcar hasta duplicar su volumen, quedando muy esponjosos. Añade el aceite a los huevos en forma de hilo fino y sin dejar de batir hasta integrarlo por completo. A continuación añade la harina en tres veces alternando con el concentrado de horchata en dos veces, y mezcla con ayuda de una espátula mediante movimientos envolventes. Vierte la mezcla en el molde y hornea con calor arriba y abajo durante 25-30 minutos, comprobando que está hecho con un palillo en el centro del bizcocho. Saca el bizcocho del horno y deja reposar unos 15 minutos; después saca el bizcocho del molde y deja enfriar por completo.

Aunque ya lo sabréis, la horchata de chufa aporta nutrientes y antioxidantes, es rica en minerales como fósforo, magnesio, hierro y calcio, y en vitaminas, principalmente C y E. No contiene lactosa ni colesterol, además de ser una bebida vegetal nutritiva y energética.


Perfecto para desayunos, acompañado de té, chocolate, café, o un vaso de leche o de horchata bien fría.

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15.7.14

Carpaccio de calabacín

Para quienes no tienen mucho tiempo pero sí muchas ganas de disfrutar, esta es una receta muy tontorrona que resulta un original entrante, aperitivo o guarnición para estos días de calor. Con muy pocos ingredientes, este carpaccio de calabacín de temporada es una delicia ligera y refrescante, sin ninguna dificultad de preparación.



Carpaccio de calabacín

Calabacines
Zumo de limón
Aceite de oliva virgen extra
Pimienta molida, sal en escamas
Queso parmesano, rallado

Lava y seca los calabacines. Con ayuda de una mandolina o de un pelador corta a lo largo láminas muy finas, desechando la primera loncha de piel verde y la parte central donde están las pepitas. Introduce las láminas en un tupper y adereza a tu gusto con bastante aceite, el zumo de limón, la pimienta y la sal. Cierra el contenedor y deja marinar durante 1 hora en la nevera, agitando el tupper de cuando en cuando para que todas las láminas se impregnen. Pasado ese tiempo, dispón las láminas en una fuente y salpimienta al gusto, aliña con el aceite de la marinada, y espolvorea el queso rallado por encima.


Aprovecha la temporada natural del calabacín, porque aunque es una hortaliza que podemos encontrar en el mercado durante todo el año, los ejemplares con más sabor son los que se recogen entre julio y septiembre.

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10.7.14

Pastel de cerezas

Epítome del verano y de la tradición en países anglosajones, esta receta es entretenida pero fácil de hacer, ya que las cerezas realmente hacen todo el trabajo por nosotros. El aroma de la masa quebrada, la fruta y la vainilla inundan la cocina mientras se hace en el horno, y os aseguro que es difícil respetar al tiempo de enfriado que requiere una vez la sacas del horno… Absolutamente irresistible con una bola de helado de vainilla y una pizca de canela, o un poco de nata montada.



Pastel de cerezas

800 gramos de cerezas, deshuesadas
150 gramos de azúcar
3 cucharadas de Maicena
El zumo de 1/2 limón
Un pellizco de sal
1/2 cucharadita de extracto de vainilla
3 gotas de extracto de almendra
25 gramos de mantequilla, en trocitos
350 gramos de harina
1 cucharadita de sal
50 gramos de azúcar
225 gramos de mantequilla fría, cortada en dados
50 mililitros de agua helada
Para pintar el pastel: 2 cucharadas de leche y un poco de azúcar

Pon las cerezas en un bol grande, añade el azúcar, la maicena, la sal, el zumo de limón, el extracto de vainilla y el extracto de almendra, combinando todos los ingredientes con cuidado. Deja macerar al menos 12 horas. Pasado ese tiempo, pon las cerezas en una cacerola a fuego medio y deja que se espesen dando vueltas frecuentemente durante unos 15 minutos, pero con cuidado de que no se deshagan. Una vez estén listas, deja enfriar y reserva. En un bol pon la harina tamizada junto con la mantequilla fría, y mezcla con los dedos hasta conseguir una textura de galleta desmenuzada. Añade el azúcar y la sal. Incorpora el agua despacio. Sigue trabajando la masa con los dedos, pero sólo lo justo hasta que quede todo ligado. Divide la masa resultante en dos bolas, aplanando cada mitad en forma de disco, cubre cada bola con papel film y refrigera durante una hora. Pasado ese tiempo, saca uno de los discos de la nevera y ponla sobre una superficie enharinada. Amasa con el rodillo y forma un circulo del tamaño del molde. Con la ayuda del rodillo transfiere la masa estirada al molde engrasado y enharinado. Ajusta la masa a las paredes del molde con la ayuda de un trocito de masa. Reserva esta base en el frigorífico y a continuación haz el enrejado superior con el segundo disco de masa. Amasa con el rodillo y forma un circulo del tamaño del molde. Corta 12-14 tiras de masa con un cortador de pizza o pasta. Precalienta el horno a 200 grados y pon la rejilla en el tercer nivel mas bajo del horno. Vierte las cerezas en la base forrada con la masa quebrada y pon encima de las cerezas los trocitos de mantequilla. Coloca las tiras del enrejado cuidadosamente sobre la base y el relleno. Corta y remete el sobrante de las tiras del enrejado entre la base y el molde. Aprieta con los dedos para asegurar que las tiras se pegan a la base. Pinta las tiras y el borde del molde con la leche y espolvorea un poco de azúcar por encima. Hornea 15 minutos y reduce la temperatura a 180 grados y sigue horneando durante 25 - 35 minutos, o hasta que la masa adquiera un color dorado y los jugos de las cerezas empiecen a burbujear. Vigila el pastel, y si el borde de la tarta se tuesta demasiado, cubre con un anillo de papel de plata, y retíralo los últimos 10 minutos del horneado, para que la tarta se dore por igual. Transfiere la tarta a una rejilla y deja enfriar. Sirve a temperatura ambiente.


Este es sin duda mi postre preferido en el mundo entero, y en mi casa creo que ha sido el postre más exitoso de los últimos meses. Desde luego pienso repetir con otras frutas de verano como melocotones, ciruelas o moras, en cuanto tenga ocasión.

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8.7.14

Wraps de pollo y rúcula con hummus de tomates secos y cilantro

Esta entrada iba a ser una sencilla receta de hummus un poco diferente, pero tan satisfactorio fue el resultado que no pude parar ahí y tuve que pensar en cómo podría usarlo de otra forma, y así surgieron estos enrollados de pan oriental con pollo y rúcula, para una comida o cena sana y ligera, y perfectos para un tentempié de verano. Las cantidades de los ingredientes son las que yo utilicé, pero es una receta un poco a ojímetro, porque va totalmente según los gustos, por lo que es muy probable que al final tengas tu propia receta personalizada.



Wraps de pollo y rúcula con hummus de tomates secos y cilantro

400 gramos de garbanzos cocidos, escurridos
15 tomates secos, conservados en aceite, sin escurrir
Un manojo de hojas de cilantro fresco
2 cucharadas de pasta de tajine casera (2 cucharadas de semillas de ajonjolí y aceite de oliva)
Comino
Pimentón
Zumo de limón
1 o 2 dientes de ajo
Sal
Pan de pita o durum
Rúcula
Pollo asado o a la plancha

Si vas a hacer el tajine en casa, tuesta ligeramente las semillas de ajonjolí en una sartén a fuego medio-alto, dejando que cambien de color pero con cuidado de que no se quemen. Reserva una cuantas para decorar. Una vez frías, tritúralas en una picadora o molinillo y añádele muy poco a poco el aceite, hasta obtener una pasta granulosa, y reserva. En el vaso de la minipimer tritura durante unos minutos los garbanzos junto con la pasta de tajine, el ajo, el zumo de limón, el pimentón, el comino, la sal y un poco de agua, hasta obtener una crema homogénea. Incorpora los tomates sin escurrir y el cilantro, y vuelve a triturar. Prueba y rectifica a tu gusto. Refrigera. Antes de servir, decora con un hilo de aceite y unas semillas tostadas de ajonjolí. Para montar los wraps: sobre el pan pita o durum extiende una cantidad de humus, dejando unos centímetros libres por los lados para que no se salga el relleno al enrollar. Sobre el hummus dispón las hojas de rúcula y el pollo asado cortado en trocitos. Enrolla el pan con cuidado y sírvelos fríos.


Estos wraps son ideales para preparar con antelación, y llevar a un picnic o a la playa. Si los cortas en piezas redondas, estas coloridas espirales también dan mucho juego para una fiesta o un picoteo de verano. Si aún no has descubierto lo fácil y versátil que es hacer hummus, el verano es el momento idóneo para probar esta receta con todo tipo de legumbres e ingredientes inesperados; y si lo comprabas ya hecho, te aseguro que dejarás de hacerlo.

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4.7.14

Sandwiches de galletas con chocolate y helado de vainilla casero

Cualquier cosa que pueda decir al respecto sería simplemente una obviedad. Porque no hay momento malo para tomarse un helado, y más si va acompañado de unas deliciosas galletas caseras. Cualquier galleta y cualquier sabor de helado sería perfecto, pero yo me he decidido por sabores clásicos como la vainilla y el chocolate, combinación imbatible entre mayores y pequeños. Porque a todos nos gusta sentirnos como niños de vez en cuando...



Sandwiches de galletas con chocolate y helado de vainilla casero

Para las galletas:

210 gramos de harina
3/4 de cucharadita de bicarbonato
3/4 de cucharadita de levadura en polvo
1 cucharadita de sal gorda
140 gramos de mantequilla, a temperatura ambiente
120 gramos de azúcar morena
110 gramos de azúcar
2 huevos tamaño L
3/4 de cucharadita de extracto de vainilla
110 gramos de gotas de chocolate con leche
110 gramos de chocolate amargo, en trozos

Para 1 litro de helado (sin heladera):

250 mililitros de leche
250 mililitros de nata fría
1 vaina de vainilla
150 gramos de azúcar
30 gramos de Maicena
3 yemas de huevo tamaño L
250 mililitros de nata

Para hacer las galletas: en un bol mediano mezcla la harina, el bicarbonato, la levadura y la sal. En un bol grande mezcla la mantequilla con los azúcares hasta que quede una crema esponjosa. Bate en esta mezcla los huevos, uno a uno. Agrega la vainilla. Incorpora la mezcla de harina sólo hasta combinar, entonces añade las gotas y los trozos de chocolate. En una bandeja forrada de papel de horno y con ayuda de una cuchara, dispón en ella 12 bolitas de masa con la suficiente separación entre ellas porque aumentarán de tamaño, y refrigera en la nevera durante 1 hora. Pasado este tiempo, precalienta el horno a 180 grados. Hornea durante unos 18 minutos, hasta que los bordes esté dorados. Pasa las galletas a una rejilla y deja enfriar.
Para hacer el helado: en un cazo cuece la mitad de la leche junto con la nata, el azúcar y vainilla. En un bol pon la otra mitad de la leche, disuelve en ella la Maizena y bate en esta mezcla las yemas de huevo. Una vez que hierva la mezcla que está en el fuego, retírala, saca la vaina de vainilla y añade lentamente al bol. Pon esta mezcla de nuevo al fuego, removiendo sin parar hasta que veas que se espesa. Retira del fuego y deja enfriar, tapando la crema resultante con papel film para que no se endurezca. Una vez fría esta crema, con ayuda de una batidora monta la nata e incorpora con cuidado a la crema, vierte en un contenedor apropiado e introduce en el congelador. A los 30 minutos saca el recipiente, revuelve la mezcla y devuelve al congelador. Esta operación se debe repetir cada 30 minutos hasta que el helado esté congelado y no sea posible revolver, aproximadamente durante 2 o 3 horas. Una vez listo, saca el helado del congelador entre 10 y 15 minutos antes de manipularlo.


Esta delicia no puede ser más sencilla de hacer en casa, tengas o no heladera. Cuando hice estos sandwiches yo no la tenía, y debo decir que aunque el resultado es bueno, es un tostón tener que estar batiendo cada media hora el helado, por lo que si tienes ocasión (y sobre todo espacio en la cocina) te recomiendo que te hagas con una heladera baratita, que te facilitará muchísimo la labor. Si te da pereza puede ser todo comprado, pero te advierto que, como con casi todo, no hay color con lo hecho en casa.

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1.7.14

Gazpacho de fresas con teja de parmesano

En cuanto empieza el calor en mi casa nos apetecen sopas frías y ligeras, sobre todo gazpacho que es la que más nos gusta, pero lo cierto es que el verano es largo y a veces, para no aburrirnos, hacemos variaciones, y ésta es sin lugar a dudas, mi variación preferida. Ahora que todavía es temporada de fresas, prueba esta versión afrutada y un poco dulzona, que contrasta con el crujiente de queso parmesano. Es sencillamente espectacular.



Gazpacho de fresas con teja de parmesano

350 gramos de tomates maduros
350 gramos de fresas
Miga de pan
1/2 cebolla o cebolleta, 1 diente de ajo
1 pepino pelado
1/2 pimiento rojo
Agua al gusto
2 cucharadas de azúcar moreno, 5 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, 1 cucharada de vinagre balsámico, sal
Queso parmesano, rallado

Pela y trocea los tomates y ponlos en el vaso de la batidora. Quita las hojas verdes de las fresas y mételas en la batidora. Pela el ajo y mételo también. Incorpora la cebolleta, el pepino, el pimiento, y el pan. Sazona con la sal, el azúcar, y el vinagre. Bate hasta obtener un puré, y agrega el agua poco a poco, batiendo de nuevo. Por último, incorpora el aceite poco a poco sin dejar de batir, hasta que resulte una crema homogénea con la densidad deseada. Si te gusta muy fino, pásalo por el chino. Refrigera. Para hacer las tejas de parmesano forra una bandeja de horno con papel y pon el queso rallado en montoncitos alargados, y hornea durante 10 minutos a 150 grados o hasta que veas que el el queso se ha dorado. Saca la bandeja del horno y deja enfriar las tejas antes de servir el gazpacho.


Cada vez veo más recetas de gazpachos con frutas y verduras diferentes. Ya digo que ésta versión es mi preferida, pero de esta temporada no pasa que pruebe a hacerlo también con sandía o melón.

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