30.12.13

Milhojas de foie, manzana y pain d'epices

Para los rezagados que aún no tenéis resuelto el menú de Nochevieja, aquí os dejo un entrante de lujo para dos personas, que se prepara en veinte minutos, y que os hará quedar como auténticos reyes. Es una receta que combina exquisitamente sabores dulces y salados, perfecta para estas fiestas.


Milhojas de foie, manzana y pain d'epices

1 bloc de foie de 200 gramos
2 manzanas reineta
6 rebanadas de pain d'epices
Un poco de azúcar
El zumo de medio limón
Frutos rojos para decorar

Saca el foie de su envase y pásalo a un bol. Añádele unas gotas de aceite de oliva y bátelo con cuidado con ayuda de un tenedor hasta obtener una pasta suave, pero sin llegar a calentar el foie, y entonces pásalo a una manga pastelera y reserva en la nevera. Pela y descorazona las manzanas, corta láminas finas y rocíalas con zumo de limón para que no se oscurezcan. En una sartén y con un poco de aceite de oliva, dora las láminas de manzana a fuego medio sin que se lleguen a ablandar en exceso. Con un aro de emplatar que nos ayudará en el montaje del milhojas, corta dos rebanadas de pain d'epices; una de ellas nos servirá como base del milhojas y es lo primero que ponemos en el aro; la otra de momento, la reservamos. Sobre la base de pain d'epices dispón una capa de láminas de manzana. Saca de la nevera la manga pastelera rellena de foie, atempera un poco con las manos, pon la mitad dentro del aro , y con ayuda de una cucharilla aplasta y alisa la capa de foie. Ahora mete en el aro la segunda rebanada de pain d'epices y repite el proceso con otra capa de manzana y otra de foie. Finaliza el milhojas con una capa de láminas de manzana. Coloca el aro ya relleno en el plato en el que lo vayas a servir y mételo en la nevera para que se endurezca. Saca el plato con el milhojas de la nevera un poco antes de servir, espolvorea la última capa de láminas de manzana con azúcar, retira con cuidado el aro, y carameliza con ayuda de un soplete. Yo lo he decorado con algunas grosellas y unas estrellas de pain d'epices hechas con un cortapastas en forma de estrella.

El pain d'epices es un bizcocho especiado típico francés con el que tradicionalmente se acompaña el foie, especialmente en estas fechas navideñas. Es muy fácil de hacer pero como no voy muy sobrada de tiempo, en esta ocasión he utilizado el de la marca Lidl Gourmet, que es delicioso.



Quiero aprovechar esta entrada para desearos un año 2014 maravilloso, lleno de salud, amor y trabajo.
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28.12.13

Lingote de chocolate y praliné de avellanas con crujiente de chocolate

Como todavía quedan muchos días de celebraciones por delante, hoy os propongo el postre que hice para mi comida de Navidad. Se trata de una receta un tanto laboriosa, pero no os desaniméis por la lista de ingredientes y los pasos que hay que seguir, sólo hace falta un poco de paciencia y cariño para un resultado delicioso y muy festivo. Esta receta es para 12 raciones pero yo dividí todos los ingredientes entre 2 y la hice para 6 personas.


Lingote de chocolate y praliné de avellanas con crujiente de chocolate

Para el crujiente de chocolate:
200 gramos de Nocilla, 60 gramos de chocolate oscuro máximo 70%, 60 gramos de chocolate con leche, 70 gramos de cornflakes machacados, y una pizca de sal
Para el bizcocho de chocolate:
110 gramos de harina, 125 gramos de cacao en polvo, 8 huevos, 225 gramos de azúcar, 2 cucharadas de miel, 120 mililitros de coñac, mantequilla para engrasar
Para la ganaché de avellanas:
120 mililitros de nata espesa, 40 gramos de avellanas tostadas trituradas, 170 gramos de mantequilla a temperatura ambiente, una pizca de sal
Para la mousse de praliné de avellanas:
75 gramos de chocolate oscuro máximo 70%, 160 gramos de azúcar, 60 gramos de avellanas tostadas, 1 cucharada de aceite de girasol, 2 cucharadas de mantequilla a temperatura ambiente, 200 gramos de nata espesa
Para el montaje y la decoración:
125 gramos de chocolate oscuro máximo 70%, 125 gramos de nata espesa, 25 gramos de mantequilla, un puñado de avellanas tostadas

Preparación del crujiente: forra con papel de horno una bandeja de horno que tenga reborde. Trocea el chocolate y cuécelo al baño María junto con la Nocilla, batiendo hasta obtener una crema suave y lisa. Retira del fuego y añade la sal y los cornflakes; mueve el conjunto hasta integrar bien los ingredientes y vierte la pasta en la bandeja forrada, formando una capa fina. Deja enfriar 30 minutos. Cubre y guarda en la nevera.

Preparación del bizcocho: calienta el horno a 190 grados. Engrasa un molde rectangular para bizcocho. Tamiza la harina y el cacao en polvo en un bol mediano y reserva. Casca los huevos separando las claras y resérvalas; con una batidora bate las yemas junto con el azúcar durante unos 3 minutos. Ahora bate las claras junto con la miel durante unos 2 minutos. Une la mezcla de las claras a la mezcla de las yemas y con una espátula mueve ligeramente hasta que se integren por completo. Añade la harina y el cacao, mezclando lo justo. Vierte en el molde y hornea unos 30 minutos o hasta que al clavar un palillo en el centro, éste salga seco y limpio. Saca el bizcocho del horno y ponlo sobre una rejilla, hasta que se enfríe por completo. Da la vuelta al molde sobre una tabla y con una lira o un cuchillo muy afilado corta el bizcocho en 3 bizcochos del mismo grosor. Cala los 3 bizcochos con el coñac. Guarda los bizcochos bien envueltos y por separado en la nevera.

Preparación de la ganaché de avellanas: cuece la nata en un cazo pequeño. Con la batidora, haz una pasta con la nata caliente, las avellanas trituradas, y la sal. Una vez hecho esto, deja enfriar la pasta a temperatura ambiente. Con la batidora, añade la mantequilla poco a poco, haciendo un puré suave. Cúbrelo y enfríalo en la nevera. Sácala y déjala a temperatura ambiente antes de usarla.

Preparación de la mousse de praliné de avellanas: forra una bandeja de horno con papel de horno. Mezcla el azúcar con 80 mililitros de agua en una cacerola pequeña a fuego medio-bajo hasta que se disuelva del todo el azúcar. Sube el fuego y cuece sin remover, dando sólo una vuelta ocasionalmente hasta que se ponga de color ámbar, unos 10 minutos. Añade las avellanas al caramelo, dale una vuelta para que se integren bien, y viértelo en la bandeja preparada, separando rápidamente las avellanas del azúcar. Deja enfriar y tira el caramelo sobrante que ha quedado en la bandeja. Pon las avellanas caramelizadas en un robot, añade el aceite y tritura hasta conseguir una pasta suave y lisa. Combina el chocolate troceado, la pasta de praliné de avellanas recién hecha y la mantequilla en un bol. Cuece sólo 80 ml de la nata en un cazo pequeño y vierte sobre la mezcla de chocolate. Deja reposar 1 minuto, y entonces remueve hasta que se derrita y se integre todo. Con la batidora monta la nata restante hasta formar picos suaves e incorpórala a la mezcla del chocolate. Cubre y enfría la mousse en la nevera.

Montaje y decoración: extiende la ganaché de avellanas sobre los bizcochos y enfríalos separadamente en el congelador unos 15 minutos. Extiende la mousse sobre la ganaché y enfría los bizcochos en el congelador separadamente unos 15 minutos. Mientras tanto, cuece la nata a fuego medio, añade el chocolate en trozos y remueve hasta que obtengas una crema lisa y sin grumos; entonces retira del fuego y añade la mantequilla en trocitos, removiendo hasta que resulte un glaseado brillante y liso, y déjalo enfriar un poco. Monta los tres pisos de bizcocho sobre una rejilla, pon debajo papel de aluminio y vierte el glaseado de chocolate, cubriendo el lingote por completo. Mételo en el congelador aproximadamente 1 hora. Después pásalo a la nevera y déjalo reposar al menos 8 horas. Sácalo a temperatura ambiente unos 30 minutos antes de servir. Rompe el crujiente en trozos irregulares y decora la tarta. Añade unas avellanas a la decoración.

Si dispones de tiempo, esta tarta es mejor hacerla en varios días, no sólo porque tiene su trabajo y hay que hacerla con mimo, si no porque así dejamos que los sabores se fusionen para conseguir un resultado sorprendente y rotundo.



Para mí personalmente se trata de un postre para adultos ya que la combinación de chocolate oscuro, avellanas y coñac hace que sea fuerte y con carácter, perfecto para tomar con un café.

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19.12.13

Bizcocho de arándanos rojos y naranja

Soy una fan absoluta de los bizcochos, y éste con su combinación de arándanos rojos y naranja es perfecto para desayunos y meriendas navideños. Utilizando este bizcocho como base, se pueden hacer infinitas versiones de distintos sabores e ingredientes. Se trata de un bizcocho jugoso y esponjoso, lleno de sabor, que no puede ser más sencillo de hacer en un tiempo récord.


Bizcocho de arándanos rojos y naranja

250 gramos de harina
1 cucharadita de levadura en polvo, 1/2 cucharadita de sal
110 gramos de arándanos rojos frescos troceados
65 gramos de nueces picadas
1 huevo grande, a temperatura ambiente
50 gramos de azúcar morena
50 gramos de azúcar blanca
240 mililitros de suero de leche (de forma casera se puede hacer añadiendo 1 cucharada de zumo de limón o vinagre blanco a los 240 mililitros de leche, y dejando reposar durante 5 minutos antes de usar)
80 mililitros de aceite vegetal
1 cucharadita de extracto de vainilla
2 cucharadas de ralladura de piel de naranja

Precalienta el horno a 180 grados. Engrasa un molde rectangular para bizcocho. En un bol mezcla la harina, la levadura, la sal, los arándanos y las nueces, y reserva. En otro bol mezcla el huevo con los dos azúcares con cuidado de deshacer todos los posibles grumos. Añade el suero de leche, el aceite, el extracto de vainilla y la ralladura de piel de naranja. Lentamente vierte los ingredientes húmedos en el bol de los ingredientes secos y mezcla con cuidado. Es muy importante no mezclar de más, sólo lo justo, para que no nos quede un bizcocho poco esponjoso. Vierte la masa en el molde. Hornea durante 1 hora o hasta que al insertar un palillo en el centro del bizcocho éste salga limpio y seco. A mitad del tiempo de horneado tapa el bizcocho con papel de aluminio para evitar que se oscurezca y se hornee por igual. Saca el bizcocho del horno y déjalo enfriar por completo sobre una rejilla antes de servir.

Si te gusta, le puedes añadir, una vez frío y justo antes de servir, una fina capa de glaseado hecha sencillamente con 120 gramos de azúcar glass, 1-2 cucharadas de zumo de naranja, y ralladura de piel de naranja al gusto.



Este es el típico bizcocho que está incluso más rico al día siguiente. Sin glasear el bizcocho se conserva 7 días en la nevera; con el glaseado el máximo de conservación es de 3 días en la nevera. Además admite congelación. ¡Que disfrutéis!
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16.12.13

Estrellas de jengibre, galletas Linzer de fresa y galletas damero de chocolate y limón

Pues para mí este fin de semana ha quedado oficialmente inaugurada la temporada navideña, y eso significa la primera hornada de algunas de mis galletas preferidas para ir abriendo boca y algo que no puede faltar en mi casa estas fiestas, mientras ponemos el árbol o en tardes de parchís y merienda.



Estrellas de jengibre

120 gramos de harina
1 cucharadita de jengibre en polvo, 1/2 cucharadita de canela y 1/2 cucharadita de nuez moscada
1/4 de cucharadita de levadura en polvo, 1/4 de cucharadita de sal
60 gramos de mantequilla, a temperatura ambiente
40 gramos de azúcar morena
1 huevo mediano
40 mililitros de sirope de agave

Esta receta es para 18 galletas. En un bol mediano mezcla todos los ingredientes secos y reserva. Con una batidora mezcla la mantequilla y el azúcar moreno hasta formar una masa homogénea. Incorpora el sirope de agar y el huevo. Añade lentamente los ingredientes secos y mezcla bien, lo justo hasta que se forme una masa. Envuélvela en papel film y amásala con las manos, dándole una forma cuadrada de 20 x 20 cm. Métela en la nevera entre 1 y 2 horas. Una vez pasado ese tiempo, calienta el horno a 150 grados. Te recomiendo que dividas la masa en 2 partes y trabajes con una y luego con la otra (mete en la nevera la que no estés trabajando, bien envuelta en papel film) porque la masa es extremadamente pegajosa y difícil de manipular. Pon la masa sobre un papel de horno enharinado y amásala con el rodillo enharinado, hasta conseguir una plancha de masa del grosor necesario para las galletas. Congela la plancha de masa durante unos 20 minutos para que luego sea fácil de manipular. Repite el proceso con la segunda parte de la masa que teníamos reservada en la nevera. Pasado el tiempo correspondiente, saca las planchas del congelador, corta con un cortapastas en forma de estrella (puedes enharinar el cortapastas para que los bordes queden lo más perfectos), y pasa las estrellas a una bandeja de hornear previamente forrada con papel de horno. Hornea entre 15 y 20 minutos, o hasta que veas que los bordes comienzan a oscurecerse. Sácalas del horno y déjalas enfriar por completo sobre la misma bandeja de hornear. Yo las he decorado con glasa real, que se hace sencillamente batiendo a punto de nieve clara de huevo con unas gotas de limón, e incorporando lentamente azúcar glass hasta que veamos que conseguimos la consistencia adecuada para aplicar a las galletas.


Galletas Linzer de fresa

200 gramos de harina, 1/2 cucharadita de levadura en polvo
115 gramos de almendra molida
1 pizca de sal, 1/2 cucharadita de canela
115 gramos de azúcar
1 huevo grande
120 gramos de mantequilla
1 cucharadita de extracto de vainilla
Azúcar glass y mermelada al gusto, para decorar

Esta receta es para 16 galletas. Con la batidora mezcla la mantequilla y el azúcar hasta formar una masa homogénea. Incorpora el huevo y mezcla bien. Haz lo mismo con el extracto de vainilla. En un bol aparte tamiza la harina, la levadura, la canela y la sal, y añade a la mezcla de mantequilla y azúcar, mezclando bien el conjunto. Forma una bola con la masa y refrigera 1 hora. Pasado el tiempo correspondiente, calienta el horno a 180 grados. Saca la masa de la nevera y sobre una superficie enharinada y con un rodillo enharinado estira la masa hasta conseguir el grosor adecuado. Con un cortapastas redondo grande corta círculos, y después vuelve a cortar círculos grandes con el cortapastas redondo en tanto que con un cortapastas en forma de corazón corta dentro del redondel corazones más pequeños. Te tienen que resultar sólo círculos, círculos con corazón dentro, y corazones. Pasa todas las formas a una bandeja de hornear previamente forrada con papel de horno y hornea durante unos 15 minutos, con cuidado de que las galletas no se oscurezcan. Pasado ese tiempo, sácalas del horno y déjalas enfriar sobre una rejilla. Una vez frías, espolvorea con azúcar glass las "tapas", y pinta las bases con la mermelada que más guste (si no quieres que se aprecien las semillas de la mermelada, caliéntala, cuélala y déjala enfriar antes de usar). Monta las galletas. También puedes espolvorear de azúcar o pintar con mermelada los corazones.


Galletas damero de chocolate y limón

115 gramos de mantequilla
115 gramos de azúcar
1/2 cucharadita de extracto de vainilla
1/4 cucharadita de extracto de limón
1 pizca de sal
190 gramos de harina
1 y 1/2 cucharadas de cacao en polvo
1 huevo mediano

Esta receta es para 24 galletas. Con la batidora mezcla la mantequilla y el azúcar hasta formar una masa homogénea. Añade el extracto de vainilla, el extracto de limón y la sal. Gradualmente añade la harina. Vuelca la masa, que será suelta y desmigada, sobre una superficie de trabajo. Amasa con las manos formando un rectángulo de 36 x 18 cm. Divide la masa por la mitad, resultando dos cuadrados de 18 x 18 cm. Incorpora el cacao en polvo a uno de los dos cuadrados y amasa hasta que quede bien integrado. Cubre las dos masas con papel film y pásales el rodillo para dejarlas lisas. Con un cuchillo bien afilado y una regla, corta cada cuadrado de masa en 9 tiras de 2 cm. de ancho. Bate el huevo con 1 cucharada de agua. Cubre la superficie de trabajo con papel film. Coloca 3 tiras de masa sobre el plástico, alternando colores. Pinta con huevo las tiras y los huecos entre ellas, y con cuidado presiona para juntar las tiras. Repite el proceso superponiendo las tiras y alternando los colores para conseguir el efecto damero. Envuelve el "lingote" resultante con el papel film y congela durante 15 minutos. Calienta el horno a 180 grados. Saca el "lingote" del congelador y sobre una bandeja de hornear forrada con papel de horno córtalo en rodajas y ponlas en la bandeja y hornea entre 10 y 12 minutos. Pasado ese tiempo, saca las galletas del horno y déjalas enfriar en su bandeja durante 2 minutos y después pásalas a una rejilla para que se terminen de enfriar.

Aunque las recetas que he utilizado las he reducido a cantidades razonables, no os preocupéis por hacer muchas, ya que las galletas sin decorar se conservan estupendamente en el congelador al menos durante tres semanas.



He elegido estas tres clases de galletas entre cientos de recetas porque son fáciles, vistosas y de sabores completamente diferentes entre sí. Mi preferida sin duda es la Linzer, en este caso con mermelada de fresas. Por cierto, no sabéis cómo huele mi casa a jengibre y canela, ummm. ¿Y cuál es vuestra galleta navideña preferida?
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13.12.13

Regalo de Navidad adelantado: París

Este año Papá Noel se ha adelantado y como he sido buenísima, me ha regalado nada menos que ¡¡¡una escapada pre-navideña de 4 días a París!!!. Aunque no es la primera vez que visito la ciudad (de hecho éste ha sido mi cuarto viaje), nunca había estado en estas fechas, y la verdad es que la ciudad estaba preciosa, iluminada y engalanada para las próximas fiestas. El tiempo y un sol tibio acompañaron todo el viaje a pesar de hacer un frío pelón y de anochecer a las cinco de la tarde. En esta ocasión no iba con mis urgencias habituales, sencillamente ha sido un viaje de pasear, de descubrir, de explorar callejuelas, merendar tranquilamente, deambular por mercados al aire libre, ir al Louvre sólo a ver lo que de verdad me apetecía, y de llegar hasta la siguiente esquina por el simple placer de ver qué había a la vuelta; en definitiva, una delicia de viaje, para mí el mejor regalo que me podían hacer.


Y en mi deambular no pude dejar de encontrarme y fotografiar escaparates como estos, que se sucedían uno tras otro, lo difícil era resistirse a entrar, porque una pastelería francesa es lo más parecido a una joyería, donde las creaciones se disponen de la forma más elegante y tentadora posible.


Hablando de pastelerías, sólo una breve mención al ya famosísismo Ladurée, creador de los archiconocidos y tan de moda macarons. Una belleza de escaparates y unos macarons simplemente perfectos si estás dispuesto a pagar 15 € por 6 unidades. En algún momento os contaré mis frustrantes y desiguales experiencias caseras con los macarons o cómo estar comiendo durante semanas pastas de almendra para que te salgan 6 macarons, ¡dificilísimos!, no me extraña que sean tan caros...



Un templo para los cocinillas de corazón es la tienda de tres pisos, E. Dehillerin, junto a Les Halles, que data de 1820, y dispone de todos y cada uno de los utensilios de cocina que te puedas imaginar. Su especialidad son estos preciosos moldes y cacharros de cobre. La tienda tiene una capa de polvo que posiblemente también date de 1820, pero realmente lo que no encuentres allí es que no existe. Quise comprarme de recuerdo el más pequeño de los cazitos de cobre (tamaño 100 ml.) y el precio era de 75 €, por lo que decidí que mejor los invertía en comer en el famoso bistrot Au Pied du Cochon que está en la esquina de enfrente; por cierto, comí la especialidad de la casa que es una pata de cerdo (para nosotros manita, pero digo pata porque iba desde la pezuña hasta el codo); no comparto la foto porque comprendo que no a todo el mundo le va a gustar… Me encantó la experiencia, pero no creo que repita, con una vez en la vida, es suficiente.



Mi descubrimiento favorito en cuanto a supermercados, si es que podemos llamar así a este paraíso de la gastronomía francesa, ha sido La Grand Epicerie, perteneciente a los grandes almacenes Le Bon Marché. Un auténtico festín para los sentidos y una puesta en escena moderna y elegante como contraste al edificio clásico que alberga los almacenes. Aquí os dejo las pocas fotos que pude hacer hasta que un guardia de seguridad me dijo que estaba prohibido.



Y qué decir de todos los establecimientos de delicatessen, de especialidades francesas, de los maravillosos cafés donde desayunar un delicioso croissant, los puestos de ostras y mariscos en la calle, queserías, charcuterías, etc., etc. En fin, que realmente París es la meca gastronómica del mundo (con perdón de España, es mi opinión) y en cada esquina ves por qué. Eso sí, me alegro de no vivir allí porque estaría como un tonel. Bon apetit!



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1.12.13

Salsa de madroños

La idea de esta receta surgió gracias a una de mis cuñadas, que este otoño decidió conservar en ginebra una buena cantidad de madroños, para añadirlos a los gin-tonics. El alcohol cambió el color original rojo bermellón de los frutos y los volvió amarillo-anaranjados, dando un toque de color precioso en las copas, así como un aroma dulzón, contraste perfecto con el amargor de la ginebra y de la tónica. En ese momento, decidí que tenía que cocinar algo con madroños. Y como ya iréis viendo que me encanta idear recetas con productos "De mi jardín", este otoño yo también he decidido hacer mi propia recolección, y he conservado estos preciosos madroños en almíbar hasta que se me ocurriera qué hacer con ellos. Ya sabéis que se pueden hacer mermeladas, confituras, tartas, decoraciones de postres, salsas para carnes y caza, vinagres, licores, etc. Yo me he decidido por la salsa de madroños, y lo cierto es que el experimento no ha podido resultar más delicioso y sencillo.


Salsa de madroños

300 gramos de madroños maduros
1 cebolla mediana
2 cucharadas soperas de azúcar
Un poco de agua

Pela la cebolla y pícala finamente; a continuación fríela en aceite de oliva virgen. Cuando este dorada, añade los madroños limpios y enteros, y remueve para que se integren. Añade el azúcar y un chorrito de agua y remueve para que se combinen los sabores. Deja cocer tapado unos 25 minutos a fuego lento. Una vez pasado ese tiempo espera un poco a que se enfríe la mezcla y pásala a un vaso de batidora para triturarla. Después de triturar la mezcla, y para que la salsa resultante quede más fina, la pasamos por un colador y así eliminamos las semillas. Ya está lista para servir.

Como ya os he dicho antes, esta es una salsa otoñal perfecta para acompañar cualquier plato de carne, en mi caso, un solomillo de cerdo. ¿Y vosotros qué receta conocéis con madroños?


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