27.6.14

Bizcocho de lima y coco

Soñando con vacaciones y paraísos lejanos, os presento un bizcocho con sabor tropical que sin duda tiene personalidad propia. Sus protagonistas, la lima y el coco, son dos fuertes contendientes que por sí solos ya funcionarían de maravilla, pero en esta receta la fusión de ambos tiene como resultado una delicada y aromática combinación.


Bizcocho de lima y coco

115 gramos de mantequilla, ablandada
350 gramos de azúcar
120 mililitros de yogur griego o natural
3 huevos
1/2 cucharada de extracto de vainilla
La piel rallada de 2 limas y el zumo de 1 lima
180 gramos de harina
1 cucharadita de levadura en polvo
90 gramos de azúcar glass
El zumo de 1 lima
1 cucharada de nata espesa
Coco rallado

Precalienta el horno a 180 grados. Engrasa un molde para bizcocho. En un bol grande bate el azúcar con la mantequilla hasta obtener una crema ligera y esponjosa. Añade el yogur, los huevos, la vainilla, la piel de lima y el zumo, y bate hasta obtener una mezcla homogénea. En un bol mediano mezcla la harina con la levadura en polvo. Añade los ingredientes secos a los húmedos y mezcla. Vierte la masa en el molde. Hornea durante unos 60 minutos, hasta que al insertar un palillo en el centro éste salga limpio y seco. Retira el molde del horno y ponlo sobre una rejilla hasta que se enfríe por completo. Mientras tanto, prepara la glasa, mezclando el azúcar glass, el zumo de lima y la nata espesa con la minipimer, hasta conseguir una crema suave y lisa. Desmolda el bizcocho y vierte la glasa sobre él; espolvorea con el coco rallado.


Para estos primeros calores y antes de dejar descansar el horno por una temporadita, esta es una delicia ligera y esponjosa, en su punto justo en cuanto a dulzura y con el toque refrescante de la lima y exótico del coco. Un trocito de paraíso.

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24.6.14

Ensalada de brotes y germinados con brevas y queso de cabra

Deliciosa y ligera pero llena de sabor, esta ensalada tiene como protagonista al primer fruto de la higuera, que se recolecta únicamente durante los meses de junio y julio. Las brevas, repletas de vitaminas, y ricas en ácidos orgánicos, sales y fibra, son una fuente de salud y energía, además de una delicia en contraste con el queso y el vinagre balsámico, que consiguen extraer de ellas todo su dulzor natural.



Ensalada de brotes y germinados con brevas y queso de cabra

Mezcla de brotes y germinados (yo elegí mini berros, brotes de alfalfa y germinados de cebolla)
Brevas muy maduras
Queso de cabra, desmigado
Pimienta entera, escamas de sal Maldon
Vinagreta de vinagre balsámico, aceite de oliva y una cucharada de sirope de arce o miel

En los platos donde servirás la ensalada dispón las brevas cortadas en rodajas, y sobre ellas la mezcla de brotes y germinados. Espolvorea con las migas del queso y las bolitas enteras de pimienta. Prepara en un bol aparte la vinagreta y aliña con ella la ensalada. Adereza con las escamas de sal.



Ya sabes que las brevas cuanto más maduras están, más dulces son, por lo que recuerda escoger las piezas más feas o deterioradas, ya que sin duda serán las más ricas.

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20.6.14

Brownie de chocolate con cerezas

El chocolate y las cerezas forman una pareja perfecta, y aprovechando que estamos en plena temporada de una de mis frutas preferidas, se me ocurrió hacer este postre tan retro y decadente para celebrar que mañana empieza oficialmente el verano.



Brownie de chocolate con cerezas

200 gramos de chocolate oscuro, en trozos
75 gramos de mantequilla, en dados
30 gramos de cacao en polvo
2 huevos tamaño M
170 gramos de azúcar
1/2 cucharada de extracto de vainilla
1/2 cucharadita de sal Maldon
200 gramos de harina
250 gramos de cerezas, deshuesadas y cortadas por la mitad
120 mililitros de nata espesa para montar
Para la salsa de cerezas, un puñado de cerezas, deshuesadas
Dos trocitos de piel de limón y el zumo de 1/2 limón
Algo menos de azúcar que el peso del puñado de cerezas deshuesadas

Precalienta el horno a 180 grados. Forra un molde rectangular con papel de plata y engrasa el papel. Derrite 100 gramos de chocolate y toda la mantequilla en el microondas, moviendo de vez en cuando. Una vez esté listo, incorpora el cacao en polvo, mezcla y reserva. En un bol aparte bate los huevos con el azúcar, la vainilla y la mitad de la sal; vierte esta mezcla en el chocolate y combina hasta obtener una crema suave y lisa. Gradualmente añade la harina, mezclando con una espátula de silicona o una cuchara de madera, pero sólo hasta combinar. Incorpora con cuidado las cerezas. Vierte la masa en el molde y alisa la superficie con ayuda de una espátula. Hornea durante 30-35 minutos, hasta que al pinchar el centro con un palillo éste salga limpio y seco. Saca el molde del horno y transfiérelo a una rejilla, dejándolo enfriar a temperatura ambiente durante 2 horas. Una vez enfriado, saca el brownie tirando del papel de plata de debajo y pásalo a una tabla de cortar. Para hacer la ganaché, pon el chocolate restante en un bol. Calienta la nata en una cacerola a fuego medio y deja hervir sólo hasta que comience a burbujear. Vierte la nata caliente sobre el chocolate y deja reposar 5 minutos, entonces mueve con una espátula hasta que esté suave. Vierte sobre los brownies enfriados, y alisa la superficie. Antes de que se enfríe la ganaché, espolvorea con la sal restante. Deja reposar de 15 a 20 minutos hasta que la ganaché se asiente. Puedes acelerar el proceso de reposo en la nevera. Para hacer la salsa de cerezas, pon las cerezas, la piel y el zumo de limón en una cacerola mediana a fuego medio. Lleva a ebullición y añade el azúcar, baja el fuego y cuece durante 15 minutos, moviendo de vez en cuando, hasta que la mezcla adquiera la consistencia de sirope o salsa. Retira del fuego y deja enfriar antes de usarlo.

La combinación del chocolate oscuro con el dulzor de las cerezas por sí sola ya hubiese sido más que aceptable, pero quise rizar el rizo cubriendo el brownie con una capa de ganaché de chocolate, y acompañándolo de helado de vainilla, coronado con salsa de cerezas. Para compensar tanta dulzura, el contrapunto lo ponen las escamas de sal que espolvoreé sobre la ganaché de chocolate, y que consiguen sacar todos esos maravillosos sabores tanto individuales como de conjunto del chocolate y las cerezas.


Mientras lo hacía se me hacía la boca agua, y en cuanto hice la última foto me lancé al plato, antes de que se derritiera el helado. Sencillamente irresistible, perfecto para celebrar que el verano ya está aquí. Pero después de esta bomba, puedo prometer y prometo que publicaré una tanda de recetas super sanas para compensar. ¡Buen verano!

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17.6.14

Tartaleta de hojaldre con tomatitos cherry, queso y pesto

El otro día haciendo la compra le eché el ojo a estos preciosos tomatitos cherry de distintas tonalidades que me hicieron pensar en sol y verano, e inmediatamente supe que tenía que cocinar algo con ellos. La combinación de pesto, queso y tomate no puede ser más mediterránea y veraniega, la combinación de ingredientes es súper sabrosa y estéticamente es una belleza de plato.



Tartaleta de hojaldre con tomatitos cherry, queso y pesto

50 gramos de piñones
1 manojo de hojas frescas de albahaca
1-2 dientes de ajo
Aceite de oliva extra virgen
50 gramos de queso parmesano recién rallado
Sal en escamas
1 plancha de hojaldre
100 gramos de queso feta, desmigado
100 gramos de queso fresco de cabra, desmigado

Pimienta recién molida

Tomatitos cherry de varias tonalidades, cortados en mitades

Prepara el pesto, triturando la albahaca con el ajo y la sal y un poco de aceite de oliva virgen extra, el suficiente para obtener una consistencia de puré. Añade los piñones y el queso parmesano, tritura de nuevo y comprueba si se necesita más aceite, y reserva. Precalienta el horno a 180 grados. Engrasa un molde redondo y fórralo con el hojaldre, apretando bien por los lados y el fondo. Corta el exceso de hojaldre de los bordes. Unta la superficie completa del molde con una capa de pesto. Espolvorea con las migas de los dos quesos y la pimienta recién molida. Dispón armoniosamente los tomatitos cortados por la mitad y espolvorea con las escamas de sal. Hornea durante unos 25 minutos o hasta que el hojaldre se dore. Sirve la tartaleta templada, decorada con lascas de queso parmesano y hojas de albahaca.

La preparación de esta receta es tan rápida y sencilla que sólo te llevará unos 15 minutos más el horneado, y no requiere ninguna habilidad en la cocina. Tan ligera como sabrosa, esta tartaleta es perfecta como plato principal, acompañado de una ensalada, o como parte de un picoteo más serio.


Si tienes tiempo y te apetece puedes preparar tu propia masa de hojaldre, pero yo no tenía ni tiempo ni ganas y usé la de Lidl, que dicho sea de paso, es bastante buena.

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13.6.14

Bizcocho de albaricoque y almendra

Este bizcocho es el resultado de un impulso. Para hacer la historia breve, en el lugar donde trabajo hay un albaricoquero maravilloso que a finales de mayo produjo kilos y kilos de fruta. Tanta, que una vez madura, empezó a caer al suelo, poniéndolo todo perdido y representando un peligro de caída muy serio para los que a diario pasábamos por allí. Por este motivo los jardineros decidieron recoger las cantidades ingentes de albaricoques que habían caído y varear los que estaban a punto de caer, y los ofrecieron a quienes los quisieran. Como no, ya pensando en las maravillas que iba a cocinar con ellos, ni corta ni perezosa me llevé una barbaridad a casa, tantos que aún después de seleccionar los mejores, tuve problemas para almacenarlos en la nevera.



Bizcocho de albaricoque y almendra

60 gramos de mantequilla
110 gramos de azúcar
2 huevos
120 gramos de yogur natural
240 gramos de albaricoques frescos, cortados en dados (unos 6)
125 gramos de harina de repostería
50 gramos de almendras molidas
1/2 cucharadita de levadura en polvo
1/2 cucharadita de bicarbonato
1 pellizco de sal
2-3 gotas de extracto de almendra
Mermelada de albaricoque

Precalienta el horno a 170 grados. En un bol pequeño mezcla la harina con las almendras molidas, la levadura, la sal y el bicarbonato, y reserva. Cubre los dados de albaricoque con 2 cucharadas de la mezcla de harina y reserva. En un recipiente grande, bate la mantequilla con el azúcar hasta que esté esponjoso y ligero. Añade los dos huevos, uno a uno, y bate durante un minuto. Incorpora el yogur y bate ligeramente. Añade el extracto de almendra y da un par de vueltas. A ésta mezcla incorpórale la mezcla de harina, y combina bien hasta obtener una masa homogénea. Agrega los dados de albaricoque y da un par de vueltas con cuidado. Vierte la masa en un molde previamente engrasado y hornea durante unos 35-45 minutos, o hasta que al clavar un palillo éste salga limpio y seco. Saca el bizcocho del horno y deja enfriar en el molde unos 10 minutos. Pinta el bizcocho enfriado con la mermelada de albaricoque.

Y como suele pasar, uno hace mentalmente sus planes, pero la vida tiene otros distintos, y el caso es que pasaban los días y nunca tenía tiempo para cocinar, o era muy tarde, o estaba muy cansada. Un día me dio un ataque de remordimiento y agobio de que se estropearan, y preparé 8 frascos de mermelada del tirón (una de mis frutas preferidas, sí, pero al fin y al cabo ¡8 frascos!), y la receta más rápida que pude pensar, que fue este bizcocho de albaricoque y almendra. Total, que una vez que terminé de cocinar, absolutamente agotada por cierto, me quedé chafadísima pensando que vaya birria para tanta fruta.


Bueno, pues craso error, porque fue probar la mermelada y el bizcocho, y cambiar radicalmente de opinión: la mermelada casera ha quedado espectacular, nada que ver con la industrial, y no puede ser más fácil de hacer; y el bizcocho es esponjoso y tierno, con toda la dulzura natural de la fruta, una auténtica sorpresa.

Para acompañar al bizcocho o simplemente para tomar en una deliciosa tostada, os dejo la receta de mermelada de albaricoque casera, un auténtico placer que podemos disfrutar desde finales de mayo hasta finales de agosto. Con esta proporción obtendrás 2 frascos de 370 gramos.

1 kg de albaricoques, 500 gr de azúcar aproximadamente y el zumo de medio limón.

Lava los albaricoques y cuécelos unos 5 minutos hasta que estén blandos. Escúrrelos, déjalos enfriar, y quítales los huesos. Pesa el total de la pulpa ( mí me salieron unos 500 gramos más o menos) y añádele la misma cantidad de azúcar y el zumo de limón. Cubre con agua y cuece a fuego medio, removiendo de cuando en cuando con una cuchara de madera, hasta que veas que empieza a espesar y que la mermelada se pega ligeramente a la cuchara. En ese momento retira la cacerola del fuego y vierte en frascos de cristal destapados hasta que se enfríe por completo. Si piensas que vas a tardar en consumir la mermelada, esteriliza previamente los frascos.

Para acabar con la historia, por si acaso no fuera suficiente, y como aún me sobraban unos cuantos albaricoques, me lié la manta a la cabeza, y todavía me dio tiempo a hornear una tartaleta, que os mostraré en breve; como véis, la cosa se me fue completamente de las manos...


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10.6.14

Rabo de toro con curry rojo

Como supongo que muchos de vosotros, yo ya tengo mis vacaciones de verano preparadas y estoy tachando en el calendario los días que me faltan para irme… Y para sentirme un poquito más cerca de mi destino, hoy he preparado este delicioso curry rojo típico del sudeste asiático, uno de los más picantes, profundos y sabrosos, y que a mí personalmente me apasiona. Para hacer este guiso he elegido rabo de toro porque es una de las carnes más melosas y suaves; también se puede hacer perfectamente con morcillo o carrillera, el único truco consiste en estofarlo previamente durante largo tiempo a fuego lento, dando como resultado una carne muy sabrosa y tierna. Se trata de una receta relativamente sencilla de preparar, porque como veréis, se utilizan ingredientes que ya podemos encontrar fácilmente en cualquier tienda especializada de productos orientales. Como cualquier otro guiso, está más rico si la carne se hace el día anterior.



Rabo de toro con curry rojo

1, 250 gramos de rabo de toro
2 cebollas rojas, cortadas en cuartos
1 puerro, cortado en rodajas
2 zanahorias, peladas y cortadas en rodajas
3 dientes de ajo, picados
6 bolitas de pimienta en grano, 2 hojas de laurel, sal
2 vasos de vino tinto y 1 vaso de agua
4 dientes de ajo, picados
1 cucharada de semillas de cilantro, machacadas

1-2 guindillas rojas frescas, cortadas en rodajas (según el nivel de picante que te guste)
1 cucharada de piel rallada de lima
1 tallo de lemon grass, machacado
2 hojas de lima kafir o en su defecto, de limón
1 cucharada de pasta de curry rojo
1 lata de leche de coco

300 mililitros del jugo de la cocción del rabo

2 cebolletas, cortadas en cuartos

1 pimiento rojo, cortado en tiras


Las hojas de 2 ramas de cilantro fresco, picadas


Calienta un dedo de aceite en una sartén. Sala la carne y enharínala; retira el exceso de harina y dora los trozos y resérvalos. En la misma cacerola donde hemos dorado la carne y quitando un poco del aceite, pocha la cebolla, el puerro y el ajo, y después las zanahorias. Añade los granos de pimienta y el laurel. Vierte el vino y el agua, dale un hervor, incorpora la carne reservada, tapa la cacerola y guisa durante unas 5 horas (unas 3 horas en olla exprés), hasta que la carne esté muy hecha. Separa la carne del hueso y quita la grasa sobrante, reservando la carne en trozos lo más grandes posible. Cuela el líquido restante de la cacerola y reserva. Para preparar el curry, en una cacerola calienta un poco de aceite y sofríe las semillas de cilantro machacadas, los ajos, las guindillas, y la piel rallada de lima, en este orden. Una vez sofrito, añade la pasta de curry y dale unas vueltas; a continuación incorpora la leche de coco, el lemon grass, las hojas de lima y el caldo resultante de la cocción del rabo. Deja cocer esta mezcla unos minutos y añade las cebolletas, el pimiento y la carne del rabo. 
Mézclalo todo con cuidado de no deshacer la carne, hasta que todos los ingredientes estén incorporados. Decora con el cilantro picado y sirve caliente.

Aunque originario de la India, los países del sudeste asiático adoptaron y versionaron el curry hace mucho tiempo, haciendo de él uno de sus platos más característicos. Todos los currys me gustan, pero éste me parece especialmente adictivo porque me apasiona la combinación de la cremosa dulzura de la leche de coco, el olor del cilantro, el frescor y la acidez de la lima, y la mezcla absolutamente perfecta de las especias que lo componen.


El mismo plato estará también riquísimo sustituyendo la carne por pollo, cerdo, gambas o verduras. Esta receta es para 6 raciones, especialmente si lo vamos a acompañar de arroz jazmín u otro tipo de arroz de grano largo, que sería lo suyo.

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6.6.14

Mini bundts de limón y arándanos

Por fin estamos a las puertas del verano y ante nosotros se despliegan meses de días cálidos llenos de sol brillante y luminoso. Y anticipándome un poco y para celebrarlo, he hecho estos pequeños bizcochitos repletos de jugosos arándanos, con el toque agridulce del limón, llenos de sabor y ligeros de calorías. Para un poco de culturilla general, un bundt es un bizcocho horneado en un molde especial que tiene la forma distintiva de un aro o anillo. Este molde y su bizcocho, tipo brioche con frutas, tienen su origen a principios del siglo XX en la repostería tradicional de la comunidad judía de Alemania, Austria y Polonia, y se popularizó en Estados Unidos en los años 50. Actualmente sus ingredientes son de los más variado y diverso, y se hacen en distintos tamaños, con moldes más o menos sofisticados, pero siempre con la misma forma de anillo. Esta receta es para 8 unidades.



Mini bundts de limón y arándanos

60 gramos de harina
1/4 de cucharadita de sal
1 huevo tamaño L
115 gramos de azúcar
60 mililitros de leche
1 cucharadita de mantequilla
La piel rallada de 1/2 limón
1/2 cucharadita de extracto de vainilla
1 cucharada de zumo de limón
120 gramos de arándanos, cotados en trocitos

Precalienta el horno a 180 grados. Engrasa y enharina un molde. En un bol pequeño pon la harina, la levadura y la sal; mezcla y reserva. En un bol mediano bate el huevo con minipimer durante 3 minutos hasta que adquiera un tono amarillento y se espese. Gradualmente añade el azúcar, la piel rallada del limón, el zumo de limón y el extracto de vainilla, y bate otros 3 minutos más. Añade la mezcla de huevo a la mezcla de harina e integra. En el microondas calienta la leche junto con la mantequilla durante unos 20 segundos, y mezcla hasta que la mantequilla se derrita por completo en la leche. Incorpora la mezcla de mantequilla a la masa hasta obtener una mezcla homogénea y suave. Incorpora los arándanos, con cuidado de no aplastarlos. Con una cuchara, rellena las cavidades del molde y hornea durante unos 10 minutos. Pasado ese tiempo, retira el molde del horno y deja enfriar durante 5 minutos antes de sacar los bizcochitos. Sírvelos templados.

Por su delicadeza y esponjosidad, son exactamente lo que se necesita para coronar una comida abundante, o una merienda o desayuno ligeros. Yo no lo hice por falta de tiempo, pero puedes coronarlos con una ligera glasa hecha con 2 cucharaditas de zumo de limón y 30 gramos de azúcar glass, para potenciar su sabor.


Si no se van a comer todos, puedes guardar los restantes en un recipiente hermético en la nevera durante 2 días, en perfectas condiciones.
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3.6.14

Trenza de hojaldre rellena de puerro, champiñón, bacon y queso

A pesar de lo que pueda parecer, esta es una receta muy fácil y resultona, que acompañada de una ensalada, se convierte en una riquísima cena o en parte de un picoteo estupendo para mayores y pequeños. Es de esas recetas que siempre funciona le pongas lo que le pongas, que vale tanto para dulce como para salado, y que admite los rellenos más variados, en los que el límite es tu imaginación. Yo he elegido un relleno ganador, y la verdad es que no sobraron ni las migas. Otra gran ventaja de esta receta es que se puede tener la trenza preparada y congelada tal cual, y hornearla en el último momento. Esta receta es para 6-8 raciones.



Trenza de hojaldre rellena de puerro, champiñón, bacon y queso

1 plancha de hojaldre
2 cucharadas de aceite de oliva
3 puerros, cortados en rodajas
300 gramos de champiñones, cortados en rodajas
150 gramos de bacon, cortado en tiras
120 gramos de queso pecorino, rallado
125 mililitros de nata espesa
Sal y pimienta
1 huevo batido

En una cacerola mediana calienta 1 cucharada de aceite de oliva y pocha los puerros durante unos 10 minutos. Añade la otra cucharada de aceite e incorpora los champiñones pochándolos también, durante unos 8 minutos. En una sartén pequeña fríe el bacon, y cuando esté listo sácalo y quítale el aceite con papel absorbente de cocina, e incorpóralo a la cacerola. Añade la nata, sal pimienta la mezcla y deja espesar durante unos 3 minutos. Entonces pasa la mezcla a un bol y añade el queso, da unas vueltas para integrar y reserva. Precalienta el horno a 190 grados. Estira la masa de hojaldre sobre la superficie de trabajo y corta con un cortador de pizza haciendo la forma y los cortes que se ven en la fotografía correspondiente al Paso 1. Después rellena el centro de la plancha, respetando los cortes de alrededor como se ve en la fotografía correspondiente al Paso 2. Trenza el hojaldre doblando hacia dentro la pieza de masa inferior, y de ahí doblando los flecos de hojaldre en forma de trenza. Cuando llegues al final, deja los dos últimos flecos sin doblar, dobla la pieza superior hacia dentro, y tapa doblando los dos flecos restantes. Utilizando un pincel de silicona, pinta la trenza con huevo batido, e introdúcela en el horno durante unos 35-40 minutos, hasta que el hojaldre esté dorado. Saca la trenza del horno, y deja reposar durante 10 minutos antes de servir.

No te dejes amedentrar por la cuestión de trenzar el hojaldre, porque no requiere ninguna habilidad especial y se hace en cuestión de minutos. Sigue estos sencillos pasos y te quedará estupenda.


Ya estoy deseando repetir la idea pero en versión dulce; así de entrada se me ocurre que puede estar buenísima con crema pastelera y almendras, o chocolate y cerezas...

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