28.2.14

Bizcocho esponjoso de limón

Dentro de mi pasión por los bizcochos, este es sin duda mi debilidad, por estar repleto de fuertes notas cítricas, casi picantes, y por ser un bizcocho muy jugoso, gracias al sirope que lo cala, ya que estaréis de acuerdo conmigo en que no hay nada peor que un bizcocho reseco. Ya lo he hecho en varias ocasiones y siempre, siempre, sale delicioso, y es que, literalmente, se deshace en la boca. Se trata de un bizcocho perfecto para desayunar o merendar, acompañado de una taza de te, e incluso como postre si le añadimos una bola de helado de vainilla y unos frutos rojos. Ya aviso que requiere mucha disciplina comer sólo un trozo.


Bizcocho esponjoso de limón

180 gramos de harina
1 cucharada de Maicena
1 cucharadita de levadura en polvo
1 pellizco de bicarbonato
1 pellizco de sal
250 gramos de azúcar
4 huevos, a temperatura ambiente
La ralladura de la piel de 2 limones
30 mililitros de zumo de limón
165 gramos de mantequilla, derretida
1 cucharadita de extracto de vainilla
60 gramos de creme fraiche
40 gramos de azúcar y 40 mililitros de zumo de limón, para el sirope
Azúcar glass para decorar

Precalienta el horno a 180 grados. Engrasa un molde grande para bizcocho. En un bol mediano mezcla la harina, la Maicena, la levadura, el bicarbonato y la sal. En un bol grande y con una minipimer bate el azúcar junto con los huevos, la ralladura de la piel y el zumo de limón. Mientras sigues batiendo, añade despacio la mantequilla derretida. Ahora añádele el extracto de vainilla y la creme fraiche, y con una espátula incorpora estos últimos ingredientes sólo hasta que se mezclen, sin batir de más. A esta mezcla añádele los ingredientes secos, en 3 veces, sólo hasta que se mezclen, sin mover demasiado. Vierte esta masa en el molde y hornea durante 20 minutos; entonces, reduce la temperatura del horno a 160 grados y hornea otros 25-30 minutos, o hasta que al introducir un palillo en el centro del bizcocho éste salga limpio y seco. Sácalo del horno y déjalo enfriar en su molde, sobre una rejilla, durante 30 minutos. Mientras tanto, prepara el sirope, disolviendo el azúcar en el zumo de limón, calentado previamente en el microondas. Desmolda el bizcocho, pincha la superficie con un palillo, y cepilla el bizcocho con el sirope varias veces para que se cuele por los agujeritos y cale el bizcocho. Deja enfriar del todo sobre la rejilla. Espolvorea con azúcar glass, y ya está listo para servir.

Supuestamente esta receta procede de los años 20, del salón de té del Hotel Ritz; no sé si será verdad, pero le confiere un glamour extra a una receta ciertamente perfecta. Si queréis hacerlo más pequeño no tenéis más que dividir los ingredientes de la receta entre dos y utilizar un molde rectangular para bizcocho.



Este bizcocho está más rico hecho de un día para otro, ya que se acentúa la combinación del limón y el azúcar. Se puede congelar calado durante 6 semanas. Ya glaseado, el bizcocho aguanta 4 días bien envuelto en papel film, a temperatura ambiente.

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24.2.14

Patatas guisadas con costillas

Despues de una tregua mínima, vuelve el frío y la lluvia, y de nuevo las ganas de tomar un plato calentito y consistente. Hoy os propongo una receta tradicional, sencilla y fácil, que desmonta el mito de que los platos de cuchara son pesados de hacer.



Patatas guisadas con costillas

500 gramos de costillas adobadas
3 patatas grandes, peladas y desgajadas
1 cebolla y 1 diente de ajo, pelados y picados
1/2 pimiento rojo, cortado en juliana
1/2 pimiento verde, cortado en juliana
1 cucharadita rasa de harina
1 vasito de vino
1 pastilla de caldo de carne
Aceite de oliva virgen, pimienta, sal

En una cacerola pon un poco de aceite de oliva, dora las costillas y resérvalas. En ese mismo aceite rehoga la cebolla y el ajo, y cuando estén listos, añade las tiras de pimiento; sofríe a fuego bajo hasta que las verduras se hayan pochado. Entonces añade la harina y remueve hasta que se disuelva y quede totalmente incorporada. Salpimenta ligeramente (cuidado porque las costillas ya están adobadas), añade el vino e incorpora las costillas al sofrito. Deshaz la pastilla de caldo en un poco de agua e incorpóralo; entonces cubre con agua, tapa y deja cocer a fuego bajo durante una hora, comprobando que las costillas quedan blandas; si es necesario, deja más tiempo hasta que la carne se ablande del todo. Entonces añade las patatas y termina de cocinar moviendo la cacerola de vez en cuando, unos 20 minutos, y comprueba que las patatas están muy tiernas. Si te gusta la salsa más espesa, saca unos trozos de patata y algo de caldo, aplástalas con un tenedor y devuélvelas a la cacerola. Sirve muy caliente.

Ya que este plato se compone de pocos ingredientes, lo fundamental es que la materia prima sea buena para que el resultado sea excelente. Esta receta es para 4 personas.



Se trata de un plato básico de nuestro recetario tradicional, perfecta como receta de fin de mes, bien como plato único o acompañada de una buena ensalada o verdura de primero.

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21.2.14

Mini cupcakes de plátano y chocolate con frosting de vainilla

No falla, siempre que voy al supermercado compro plátanos porque pienso en todos sus beneficios (potasio, magnesio, vitaminas del grupo B, vitamina A, etc.) y pienso: “Me voy a comer uno cada mañana”. Pero al final de cada semana los plátanos siguen ahí, mirándome tristemente desde el frutero y cada vez más oscuros, vamos que ya no me apetecen nada. Pues antes de tirarlos a la basura, (eso nunca, siempre se puede hacer algo con ellos), déjame presentarte esta deliciosa receta para 24 mini cupcakes de plátano y chocolate con frosting de vainilla.



Mini cupcakes de plátano y chocolate con frosting de vainilla

110 gramos de harina
3/4 de cucharadita de levadura en polvo
Un pellizco de sal
2/3 de cucharadita de canela
112 gramos de azúcar morena
2/3 de cucharadita de extracto de vainilla
1 huevo grande
70 mililitros de creme fraiche
70 gramos de mantequilla, derretida y enfriada
2 plátanos muy maduros, triturados
60 mililitros de leche
150 gramos de pepitas de chocolate
Para el frosting de vainilla: 150 gramos de mantequilla a temperatura ambiente, 320 gramos de azúcar glass, 1 cucharadita de extracto de vainilla
Fideos de chocolate para decorar

Calienta el horno a 180 grados. Pon las cápsulas de papel en un molde para mini cupcakes. En un bol mediano mezcla la harina, la levadura en polvo, la sal y la canela. Con una minipimer y en el vaso de la misma bate el huevo y el azúcar hasta obtener una masa fluída. Añade la vainilla. Incorpora la creme fraiche y la mantequilla derretida. Agrégale los ingredientes secos. Incorpora los plátanos triturados y la leche, sólo hasta que se mezclen bien, sin mover en exceso. Por último incorpora las pepitas de chocolate. Con una cucharilla rellena 2/3 de las cápsulas de papel con la masa. Hornea durante unos 15 minutos; pasado ese tiempo, pincha con un palillo en el centro de un cupcake y comprueba que éste sale limpio y seco. Saca los cupcakes del horno y déjalos enfriar por completo. Mientras tanto, prepara el frosting batiendo la mantequilla con la minipimer durante unos 3 minutos hasta que esté cremoso y suave; añade gradualmente el azúcar glass y después el extracto de vainilla. Bate unos 3 minutos más. Con ayuda de una manga pastelera y una boquilla decora los cupcakes a tu gusto con la cobertura. Espolvorea con fideos de chocolate.

No podéis imaginar lo esponjosos y tiernos que resultan. Y la sedosa cobertura de vainilla combina a la perfección con el plátano y el chocolate, resaltando sus intensos sabores. Me recuerda muchísimo al helado de Ben & Jerry’s, “Chunky Monkey”, que por cierto, me encanta.


Si no tienes problemas de alergias, estos minicupcakes estarían buenísimos añadiendo a la masa un puñado de nueces picadas. Si no se comen todos, los puedes congelar sin problemas, pero sin cubrir con la vainilla. Duran al menos 3 días en perfecta forma, jugosos y esponjosos. A lo mejor duran más, pero no lo sé ¡porque no nos dio tiempo a comprobarlo!

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17.2.14

Pollo al horno con limón y tomillo

Plato súper rápido, fácil y baratito donde los haya. Del horno emanan unos aromas deliciosos de tomillo y limón, a puro campo. Te recomiendo que prepares el pan porque la salsa está de muerte.




Pollo al horno con limón y tomillo

4 contramuslos y 4 jamoncitos de pollo, sin piel
3 patatas medianas, peladas y cortadas en rodajas finas
2 limones, lavados y cortados en cuartos
1 cabeza de ajos
2 hojas de laurel
4 ramitas de tomillo fresco
1 copa de vino blanco
Aceite de oliva virgen, pimienta entera, sal
1 pastilla de caldo de pollo

Precalienta el horno a 180 grados. En una fuente de horno dispón un lecho con las rodajas de patata. Reparte los trozos de pollo, los cuartos de limón, los dientes de ajo sin pelar, las hojas de laurel y las ramitas de tomillo. Sazona a tu gusto. Rocía el pollo con el vino blanco. Por último, y justo antes de meter la fuente en el horno, desmenuza una pastilla de caldo de pollo y rocía con un chorro de aceite de oliva. Hornea durante 1 hora aproximadamente o hasta que el pollo esté muy dorado, remojándolo con la salsa de vez en cuando. Listo para servir.

Yo he escogido contramuslos y jamoncitos porque son las piezas más jugosas, pero obviamente es cuestión de gustos, y también quedará buenísimo con pechugas, muslos o alitas. En cualquier caso, como ya sabéis, el pollo es una carne magra, con poca grasa y con un aporte bajo de calorías.



Acompañado de una ensalada de tomate bien aliñada, ya tienes una comida ligera, rica y sana para 4 personas.

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14.2.14

New York cheesecake con fresas

Esta tarta fue una petición para un cumpleaños en mi familia, y aunque ya sabéis que cualquier receta preparada con cariño ya es un regalo en sí mismo, con ésta siempre voy sobre seguro porque tengo comprobado que es infalible; como demostración os contaré que la hice para merendar un viernes, pensando que duraría hasta el domingo e incluso que sobraría algo para desayunar el lunes, y no pasó del sábado después de comer (y eso que sólo eramos 4 y la tarta tiene su tamaño…). La historia de la New York style cheesecake se remonta a principios del siglo XX, donde cada restaurante de la ciudad tenía una versión que proclamaba ser la original. En cualquier caso, la auténtica tarta de queso al estilo de Nueva York se sirve sin fruta, y su delicada textura se obtiene horneando la masa y no cuajándola en la nevera; además su característico sabor se debe a los huevos extra de la masa y a la generosa cantidad de queso que requiere. Yo he hecho un pequeño cambio porque a mí el queso crema me parece la cosa más sosa del mundo, y es añadirle un poco de queso más fuerte, en este caso semi-curado, para potenciar su sabor.



New York cheesecake con fresas

3/4 de paquete de galletas tipo Digestive
75 gramos de mantequilla, derretida
500 gramos de queso crema tipo Philadelphia, a temperatura ambiente
125 gramos de crema de queso semicurado
200 gramos de azúcar morena
4 huevos, a temperatura ambiente
100 gramos de creme fraiche, a temperatura ambiente
2 cucharadas de harina
La ralladura de la piel de un limón
2 cucharaditas de extracto de vainilla
1 frasco de mermelada de fresa
2 cucharadas de Maicena
60 mililitros de agua
Un chorrito de zumo de limón
240 gramos de fresas, enteras y sin tallo

Precalienta el horno a 200º C. Engrasa un molde desmontable, forra la base con papel de aluminio, y engrasa el papel. Tritura las galletas, añade la mantequilla y amasa con las manos. Presiona la masa de las migas sobre la base y los lados del molde. Cubre y refrigera mientras haces el relleno. Con una minipimer bate los quesos, el azúcar, la harina y la ralladura de limón hasta obtener una masa fluida. A mano y con varillas añade la vainilla, luego los huevos, uno a uno. Añade la creme fraiche y mezcla otra vez hasta combinar, con cuidado de no batir demasiado. Saca el molde de la nevera, vierte la masa en él, y hornea 10 minutos a 200º C; entonces reduce la temperatura a 100º C y sigue horneando otros 30 minutos más. Apaga el horno, pero deja la tarta dentro, con la puerta cerrada, durante 2 horas. Pasa el molde a una rejilla y deja la tarta enfriar por completo, si no lo estuviera ya, a temperatura ambiente. Refrigérala descubierta durante la noche, o al menos durante 4-5 horas. Unas horas antes de servir, desmolda y dispón las fresas boca abajo sobre la superficie de la tarta. Ahora prepara el glaseado combinando en una cacerola la maicena con el agua hasta que ésta se disuelva por completo. Añade la mermelada y cuece a fuego medio, removiendo constantemente, hasta que la mermelada se deshaga y la mezcla se espese. Retira del fuego y cuela la mezcla para que no queden semillas. Sin esperar a que se enfrié la mezcla, vierte el glaseado por encima de las fresas, dejando que resbale por los lados de la tarta. Conserva en la nevera hasta el momento de servir.

Los dos trucos para que esta receta salga perfecta son: 1) cocer la tarta siempre a temperatura moderada y sin abrir el horno en ningún momento, para que no se resquebraje la superficie y nos quede una textura suave, y para evitar que la masa suba demasiado y una vez la saquemos del horno, no se hunda en el centro. 2) Forrar la base del molde con papel de plata para que luego no tengamos más que tirar de él para desmoldar sin problemas.



Mi cheesecake con fresas preferida es la de Carnegie Deli (854 7th Avenue, New York), uno de los emblemas gastronómicos de la ciudad que abrió sus puertas en 1937, frente al Carnegie Hall. Si tenéis ocasión, no dejéis de probarla. ¡Irresistible!


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10.2.14

Crema de lentejas al curry con pan frito

No sé a vosotros, pero a mí con estos días heladores lo que más me apetece es llegar a casa y tomarme algo calentito como esta crema de lentejas al curry, que además es una forma genial de aprovechar lo que queda de las lentejas, que no sé por qué, luego ya a todo el mundo le da pereza comer. Esta crema la hice a partir de unas lentejas sobrantes, pero os dejo la receta para hacerlas de cero. Es para 4 personas.




Crema de lentejas al curry con pan frito

250 gramos de lentejas
1 zanahoria, 1 puerro, 1 cebolla
1 hoja de laurel
1 cucharada de tomate frito
1 cucharada de curry en polvo
1 cucharadita de pimentón
Pan de miga "apretada", del día anterior
Aceite de oliva virgen extra
Cilantro o perejil para adornar

Deja las lentejas en agua durante una noche. Calienta un poco de aceite en una cacerola, pica la cebolla, el puerro y la zanahoria, y rehógalos junto con la hoja de laurel. Añade las lentejas, el tomate frito y el pimentón, y sofríe. Espolvorea con el curry, cubre con agua y cocina el conjunto durante 20-25 minutos. Retira la hoja de laurel y tritura con la minipimer hasta obtener una crema fina. Cuela la crema, sazónala y mantenla caliente. Corta el pan en trocitos y en una sartén pequeña pon aceite en cantidad suficiente para que los cubra. A fuego medio fríe el pan sin dejar de vigilar la sartén ya que enseguida toma color. Saca los picatostes y déjalos escurrir en papel de cocina absorbente. Adorna la crema con los picatostes y el perejil o el cilantro picado.

A mi me encanta esta crema con unas gotas de aceite de pimentón, que se hace simplemente mezclando un chorrito de aceite con un poco de pimentón de Vera y unas escamas de sal Maldon. También está buenísima con una cucharada de creme fraiche, o de yogur griego mezclado con unas gotas de zumo de limón.



Esta crema se puede congelar y para recuperarla en perfecta forma, cuando se descongele, lo único que hay que hacer es ponerla en un cazo a fuego bajo, y darle vueltas mientras el agua se va integrando hasta resultar una crema perfecta.
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7.2.14

Cazuela marinera

Esta receta tan tradicional, donde lo importante es la materia prima y la amalgama de sabores marineros, tiene muchas cosas a favor, entre ellas, que es muy fácil y se hace en un periquete, concretamente en tres pasos, vamos, que se hace casi sola, siempre que tengamos los ingredientes organizados y preparados previamente. Además puede ser tan espléndida como queramos, siendo perfecta para una celebración o para una comida de fin de semana. Como curiosidad, yo he optado por un término medio y la cazuela para 4 personas me ha salido por unos 25 euros.


Cazuela marinera

400 gramos de pescado de roca, 400 gramos de almejas, 500 gramos de mejillones, 400 gramos de langostinos
1 calamar grande, cortado en anillas
1/2 pimiento rojo, 1/2 pimiento verde, 2 zanahorias, 1 cebolla, 2 dientes de ajo, 2 patatas grandes
2 cucharadas soperas de tomate frito
1 copa de vino blanco
Unas ramitas de perejil

Lava las almejas con agua fría y reserva; pon a hervir un vaso de agua en una cacerola pequeña, añade las almejas y cuando se abran, retíralas y resérvalas, guardando el agua de la cocción. En ese agua cuece los mejillones limpios y cuando se abran, retíralos y resérvalos, guardando de nuevo el agua de la cocción. En ese agua cuece un par de minutos los langostinos, cuando estén, retíralos y resérvalos, guardando el agua de la cocción. Ahora haz el sofrito con el aceite, el ajo y la cebolla picados, los pimientos cortados en juliana y las zanahorias en rodajitas. Deja que todo se ablande, unos 10 minutos; entonces incorpora el tomate frito y deja unos minutos más. Añade el vino blanco, las anillas del calamar, y el pescado; sazona. Deja cocer unos 10 minutos, y añade las patatas desgajadas, y deja cocer otros 15 minutos más. Comprueba que las patatas y los calamares ya se han ablandado lo suficiente, y si es así, añade los mejillones, las almejas y los langostinos. Deja cocer durante 5 minutos para que se acaben de integrar todos los sabores. Decora con perejil picado y sirve bien caliente.

Es muy importante elegir un pescado de carne fuerte para que no se desmigue durante la cocción. Son idóneos los pescados de roca como la gallineta, el congrio, el sargo o el cabracho, y también algún pescado de carne firme como el rape o el mero.



Con un buen aperitivo, la cazuela acompañada de un poco de pan tostado, y un buen postre, tienes una comida sabrosa y completa, para chuparse los dedos.

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3.2.14

Mousse de cerezas (Reto San Valentín 2014)

He pensado durante dos semanas si debería hacer este post o no. Como a casi todo el mundo, me repele la fecha, pero como a casi todo el mundo, finalmente no puedo resistirme. Y sopesando pros y contras pensé que no hay blog de cocina que se precie que no aproveche esta fecha para lucirse un poco. Coincidiendo con este pensamiento, me encontré con que el blog de repostería FANS CAKES anunciaba un reto dulce para San Valentín 2014, con lo cual me incliné totalmente hacia el sí, y aquí os propongo esta mousse de cerezas, que es con lo que voy a participar.



Mousse de cereza

Para la mousse:
250 gramos de frutos rojos congelados, 50 gramos de azúcar, 24 gramos de gelatina en polvo sabor cereza marca Jell-O, 200 mililitros de nata para montar muy fría, un chorrito de zumo de limón.
Para la gelatina:
12 gramos de gelatina en polvo sabor cereza marca Jell-O, 75 mililitros de agua hirviendo, 75 mililitros de agua fría.
Para el montaje y la decoración:
1 plancha de bizcocho de vainilla, 4 cerezas frescas.

Preparación de la mousse: mete un bol grande en la nevera hasta que lo vayas a usar. Tritura los frutos rojos previamente descongelados con el chorrito de zumo de limón, cuela el puré resultante, y reserva. En un cazo calienta a fuego bajo el puré de frutos rojos junto con el azúcar, hasta que éste se disuelva. Añade la gelatina de cereza en polvo y mezcla bien con el puré. Deja que el puré se enfríe. Monta la nata hasta que esté bien firme; recuerda que tanto la nata como el bol deben estar muy fríos. Con una espátula incorpora el puré con movimientos suaves y envolventes. Corta 4 discos de bizcocho con un aro de emplatar y reserva. Engrasa los 4 aros de emplatar y ponles papel de plata en la base, a modo de fondo. Pon el bizcocho en el fondo de los aros como base. Vierte la mousse hasta tres cuartos de los aros, dejando espacio para la gelatina de cerezas que pondremos después. Alisa la superficie y mete en la nevera para que la mousse cuaje y se quede firme, al menos 4 horas.

Preparación de la gelatina: pasadas las 4 horas, haz la gelatina de cereza disolviendo los polvos en el agua hirviendo y a continuación añadiendo el agua fría. Saca los aros de la nevera y acaba de rellenarlos con la gelatina, de nuevo mételos en la nevera hasta el día siguiente para que termine de cuajar.

Montaje y decoración: saca los aros de la nevera para desmoldar. Con mucho cuidado presiona la parte superior hacia abajo para sacar los pasteles de los aros. Coloca con cuidado los postres sobre los platos o la bandeja donde los vayas a servir, y decora con las cerezas frescas. Déjalos en la nevera hasta que los vayas a servir.


La gelatina de cereza en polvo la compré en la tienda Taste of America. Las cantidades de esta receta son para 4 postres individuales, utilizando aros de emplatar de 8 cm. de diámetro.



Con independencia de la historia de la fecha, os tengo que decir que la mousse está de muerte; yo elegí cereza porque es mi sabor preferido,pero se puede hacer de multitud de sabores porque esta misma gelatina la venden de uva, fresa, naranja, limón, etc. Asimismo elegí como base bizcocho de vainilla porque, sinceramente, tenía uno en el congelador que me vino al pelo, pero también quedaría perfecto, por ejemplo, con bizcocho de chocolate y unas virutas o espirales de chocolate oscuro como decoración. ¡Os deseo un feliz día de San Valentín!
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