30.10.15

Sablé bretón con chocolate, pistacho y escamas de sal

Esta es una tartaleta de chocolate que no puede ser más sencilla de hacer. Quizá si hay que encontrarle un pero es que idealmente es mejor hacerla el día anterior para que dé tiempo a asentarse por completo. Para amantes del chocolate, la combinación con los pistachos picados es sencillamente de morir, pero el truco realmente lo consiguen las escamas de sal, que como por arte de magia sacan todo el dulzor al chocolate oscuro. Sencillamente espectacular.


Sablé bretón con chocolate, pistacho y escamas de sal

Masa de sablé bretón (ver ingredientes aquí)
300 mililitros de nata para montar
2 cucharaditas de azúcar
1 pellizco de sal
50 gramos de mantequilla, ablandada
200 gramos de chocolate para cocinar al 70% de cacao, cortado en trozos
50 mililitros de leche entera
Pistachos picados
Escamas de sal

Precalienta el horno a 180 grados. Forra un molde previamente engrasado con la masa de sablé bretón. Cubre con un círculo de papel de horno y llena con alguna legumbre seca, horneando durante unos 10 minutos, vigilando para que no se queme o se dore demasiado. Saca el molde del horno y deja enfriar sobre una rejilla. Mientras tanto, pon la nata, el azúcar y la sal en una cacerola y lleva a ebullición. Retira del fuego en el momento en que empiece a cocer. Añade entonces la mantequilla y el chocolate y remueve hasta obtener una crema fluída. Deja reposar un par de minutos e incorpora la leche, removiendo hasta que la crema esté brillante. Vierte en el molde enfriado y deja a temperatura ambiente hasta que la crema se haya enfriado. Entonces introduce en la nevera entre 12 y 24 horas. Espolvorea los pistachos picados y las escamas de sal. Saca de la nevera un rato antes de servir, para que se atempere.

Está claro que soy una fanática declarada de la masa de sablé bretón, pero seguro que también quedaría muy buena con una sencilla masa quebrada, si no queremos complicarnos mucho la vida. 


Esta tartaleta es tan buena que realmente no necesita ningún tipo de florituras, pero una bola de helado de vainilla le iría perfectamente.

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27.10.15

Crema de calabaza y curry

Esta exquisita crema llena de sabores otoñales, se hace con dos verduras frescas muy propias de esta temporada, la calabaza y la zanahoria, ambas en su momento de mayor esplendor del año. El coco y el curry le aportan un toque exótico y especiado a esta crema de base ligeramente dulce. Esta receta es para 4 personas.


Crema de calabaza y curry

2 dientes de ajo en láminas
2 zanahorias grandes, peladas y cortadas en trozos medianos
1 rodaja de calabaza, pelada y cortada en trozos medianos
1 cucharada de pasta de curry rojo
1 cucharadita de jengibre fresco rallado, o seco en polvo
1/4 de cucharadita de comino, sal y pimienta
1 chorro generoso de leche de coco

En una cacerola grande dora el ajo en un par de cucharadas de aceite, y cuando esté listo añade el curry con cuidado de que no se queme. Incorpora rápidamente las verduras y cubre con agua. Añade la sal, la pimienta, el comino y el jengibre. Deja cocer el conjunto hasta que las verduras estén blandas, unos 30 minutos, y entonces aplástalas con un tenedor o un aplasta patatas. Deja que se concentre el líquido hasta obtener una crema. Prueba y rectifica de sal y pimienta. Añade el chorro de leche de coco y deja cocer unos minutos más removiendo hasta que quede incorporada del todo. Si te gusta con una textura de crema más fina, pásala un par de minutos por la minipimer. Sirve inmediatamente.

Yo la serví con un poco de creme fraiche y unas bolitas de pimienta rosa para aportarle un extra de picante.


Se trata de una crema bastante contundente, que acompañada de un poco de pan tostado es perfecta como plato único para una cena ligera.

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23.10.15

Decálogo del bizcocho perfecto

Partiendo de la premisa de que cada horno es diferente, hay una serie de reglas básicas para todos los hornos de las que dependerá el éxito o el fracaso de un bizcocho. Parece mentira que una receta tan sencilla genere tantas dudas, y sí, tantos intentos fallidos.

Prepara los ingredientes: todos los ingredientes deben estar a temperatura ambiente y listos para usar. Sobre todo la mantequilla que tiene que estar blandas pero no líquidas. Y los huevos, cuanto más aireados al batir, mejor quedará el bizcocho.

Utiliza la rejilla del horno para hornear en lugar de la bandeja, así la base no se calentará en exceso. Ponla a media altura para que el calor sea uniforme en todo el horno.

El molde debe ser adecuado al bizcocho que vamos a preparar: si el molde es grande y la cantidad de masa poca, saldrá un bizcocho bajo y demasiado hecho, y si el molde es demasiado pequeño y la cantidad de masa mucha, nos saldrá alto y crudo. Como regla general, cuando llenemos el molde, la masa no debe superar los 3/4 del molde para que al hornearlo no se salga.

Engrasa el molde para evitar que se pegue y se rompa el bizcocho. Úntalo con mantequilla y un poco de harina eliminando el exceso con unos golpecitos en caso de ser un bizcocho normal o sustituye la harina por azúcar glass si el bizcocho es de chocolate y así no se verá la harina blanca.

Precalienta siempre el horno y nunca hornees a más de 180 grados.

No abras nunca la puerta del horno antes de que hayan pasado 30 minutos para que no se baje el bizcocho, ya que a partir de que entre aire en el horno, el bizcocho no volverá a subir.

Para saber cuándo está hecho usa el viejo truco del palillo, y si sale seco es que tu bizcocho está completamente cocido. También el hecho de que los bordes se separen un poco del molde es señal de que ya está hecho. Una vez horneado, saca el bizcocho a una superficie que aguante el calor, sin desmoldar aún, y espera a que se temple dentro del molde. Cuando ya no queme el molde será el momento de sacarlo.

Una vez desmoldado, deja reposar durante 10 minutos en una rejilla antes de servirlo. Si lo vas a rellenar, espera a que esté completamente frío para que no se desmigue al cortar.

Para conservarlo, mételo entero en un contenedor hermético para que no se seque. También lo puedes congelar cortado en rebanadas. Para descongelar, si tienes tiempo, deja las rebanadas la noche anterior en la nevera, y si tienes prisa, descongela las rebanadas fuera de la nevera. 


En cuanto a problemas y soluciones, éstos son los más comunes: 


Si tu bizcochos sale demasiado alto en el centro es que la temperatura del horno tiene más temperatura de la que debiera y el termostato no es de fiar. Solución: usa un termómetro de horno para estar seguro. Hecho el mal y para eliminar el copete una vez horneado el bizcocho, no queda más remedio que cortarlo con una lira o un cuchillo de sierra.

Si tu bizcocho sale hundido en el centro es que tu horno tiene menos temperatura de la que debiera y el termostato no es de fiar. Solución: usa un termómetro de horno para estar seguro. Hecho el mal solo queda desmoldar el bizcocho boca abajo, para que la parte hundida no se vea.

Si tu bizcocho se hunde una vez lo has sacado, es que el horno estaba excesivamente caliente. Solución: nunca pases de 180 grados para hornear un bizcocho. Una vez hecho el mal solo queda desmoldar el bizcocho boca abajo, para que la parte hundida no se vea.

Si el bizcocho se desmigaja y rompe con mucha facilidad es que hemos puesto el horno a una temperatura demasiado baja. Solución: no bajes de 180 grados para hornear un bizcocho. Una vez hecho, no hay solución que valga.

Si tu bizcocho se quema por arriba debes cubrir la parte superior dentro del horno con papel de plata, retirándolo un par de minutos antes de sacar el bizcocho del horno y vigilando que se dore pero no se queme.

Si el bizcocho está seco al sacarlo del horno debes envolverlo en film de plástico que conseguirá que se produzca humedad e hidratará el bizcocho.

Si el bizcocho sale con una consistencia muy compacta es que la receta lleva demasiado azúcar y poca levadura. Una vez hecho, no hay solución que valga.

Si el bizcocho sale muy seco es que la receta lleva demasiado harina y poca mantequilla o aceite. Una vez hecho, no hay solución que valga.

Siguiendo estos sencillos consejos, el próximo te tiene que salir perfecto. Si echas un vistazo al recetario del blog, seguro que encuentras un bizcocho que te guste; hay de ciruelas, de plátano, de chocolate, de lima y coco, de albaricoques, de limón, de horchata, etc.



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20.10.15

Ensalada tailandesa de ternera

Puede que ahora que empieza el frío en principio una ensalada no parece muy apetecible, pero os aseguro que este popular plato tailandés rebosa de los sabores más clásicos de esta cocina tan sofisticada, y con la carne templada y el calorcito que proporciona el picante, siempre a gusto del consumidor, no dejará indiferente a nadie. Yo la hice con un poco de roast beef que sobró en casa, pero si no es el caso, no tienes más que sustituirlo por una pieza de carne que cortarás en lonchas finas, y que antes de incorporar a la ensalada pasarás por la sartén vuelta y vuelta, lo justo para calentarse y no estar del todo cruda. Esta receta es para 4 personas.


Ensalada tailandesa de ternera

Para el marinado: 1 y 1/2 cucharadas de zumo de lima, 1 cucharada de azúcar morena, 1 cucharada de salsa de pescado, 2 cucharaditas de aceite de oliva, 1 cucharadita de salsa de soja, 2 cucharaditas de gengibre fresco rallado y 1 diente de ajo machacado
650 gramos de roast beef o pieza de carne cortada en lonchas
200g de tomates cherry, cortados en mitades
1 pepino cortado en tiras
1 cebolleta roja, cortada en aros
2 guindillas rojos tailandeses, cortados en tiras y sin semillas
Hierbas aromáticas: 1 manojo de hojas hierbabuena fresca, 1 manojo de cilantro fresco y 1 manojo de albahaca fresca
50g de cacahuetes tostados, troceados toscamente

Combina el zumo de lima, el azúcar, la salsa de pescado, el aceite, la salsa de soja, el gengibre y en ajo en un bol. Introduce las lonchas de roast beef en la mitad de la salsa, cubre con papel film y refrigera, dando la vuelta a la carne ocasionalmente, durante 2 horas, para que los sabores se combinen. En un bol o directamente en los platos dispón los tomates, el pepino, la cebolleta, las guindillas, la hierbabuena, el cilantro, la albahaca, y los cacahuetes. Incorpora la carne y adereza con el resto de la salsa, moviendo todo el conjunto con cuidado. Sirve inmediatamente.

Te dejo aquí mi receta de roast beef por si acaso aún no tienes la tuya propia: calienta el horno a 250 grados. Pon 1 kilo de carne para roast beef en una fuente de cristal, previamente engrasada con mantequilla, e introduce en el horno. Pasados 10 minutos, sin dar la vuelta a la carne, añádele sal gorda, pimienta en grano, una hoja de laurel y una copita de coñac. Deja hornear otros 10 minutos más. (Recuerda: 20 minutos de horneado por cada kilo de carne).

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16.10.15

Verduras asadas con parmesano y aceite de trufa

El hecho de no tener tiempo para nada no justifica comer mal. Por eso, hoy os recomiendo esta receta sencilla y saludable, que funciona perfectamente como plato único para cenar, o como entrante o acompañamiento para compartir. No requiere ninguna habilidad y el horno lo hace solito, en cuestión de minutos. Yo he usado mis verduras preferidas pero se pueden incorporar muchas más como berenjenas, pimientos, etc.


Verduras asadas con parmesano y aceite de trufa

1 tomate grande y maduro
1/2 calabacín
1/2 cebolla roja
4 champiñones
1/2 manojo de espárragos verdes
1 diente de ajo, picado
Hierbas aromáticas secas, sal y pimienta
Aceite de oliva extra virgen
Queso parmesano rallado o en polvo
Aceite de trufa

Precalienta el horno a 200 grados. 
Lava, seca y corta las verduras y disponlas en una bandeja de horno previamente forrada de papel de plata. Espolvorea el ajo picado sobre el tomate, y las hierbas sobre todas las verduras. Vierte un poco de aceite sobre las verduras y salpimienta al gusto. Hornea durante unos 30 minutos o hasta que las verduras estén asadas. Saca la bandeja del horno, sirve las verduras en los platos, rocía con el aceite de trufa y espolvorea con el queso parmesano. Sirve inmediatamente.

Se trata de una forma estupenda de comer verduras, ya que asarlas en el horno, los jugos y sabores se concentran, logrando un interior tierno y jugoso y un exterior crujiente y tostado.


Ni que decir tiene que el queso parmesano y el aceite de trufa le aportan el toque diferente y sofisticado para convertir un sencillo plato de verduras en una auténtica delicia.

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14.10.15

Bizcocho de plátano, chocolate y nueces de macadamia

¡Empieza la temporada de bizcochos! Y la inauguro con uno de mis preferidos. Creo que ya es bastante evidente que me apasiona el bizcocho de plátano, y lo cierto es que siempre estoy probando nuevas versiones. Esta vez he probado con algunos ingredientes más que tenía por casa, como pepitas de chocolate y nueces de macadamia, y lo cierto es que le van de maravilla.


Bizcocho de plátano, chocolate y nueces de macadamia

85 gramos de mantequilla
250 gramos de harina
150 gramos de azúcar
3 gramos de levadura en polvo
1/2 cucharadita de sal
100 gramos de chocolate en trozos
100 gramos de nueces de macadamia, toscamente troceadas
2 huevos tamaño L
3 plátanos maduros, machacados
100 gramos de yogur natural
1 cucharadita de extracto de vainilla

Precalienta el horno a 175 grados, y engrasa un molde. Derrite la mantequilla y déjala enfriar. En un bol grande mezcla la harina, el azúcar, la levadura y la sal. Añade el chocolate y la mitad de las nueces, y mezcla para combinar. Reserva. En un bol mediano bate ligeramente los huevos con un tenedor, añade los plátanos, el yogur, la mantequilla derretida y la vainilla, y mezcla bien. Vierte la mezcla de plátano en la mezcla seca, y con una espátula de goma, mezcla cuidadosamente, sólo hasta combinar. Vierte la mezcla en el molde y espolvorea la superficie con las nueces restantes. Hornea hasta que el bizcocho esté dorado (y las nueces también), unos 50-60 minutos, y haz la prueba del palillo. Retira el molde del horno y deja enfriar sobre una rejilla durante 10 minutos. Saca el bizcocho del molde y déjalo enfriar sobre una rejilla antes de servir.

Es un bizcocho ligero y esponjoso. La masa se prepara en 10 minutos, y el delicioso olor del bizcocho horneándose durante 50 minutos hace anticipar su maravilloso sabor.


Su suave sabor a plátano, el chocolate derretido y el punto salado que le dan las nueces de Macadamia, es sencillamente delicioso, aún templado y acompañado de una taza de té.

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2.10.15

Crema de queso con albaricoques y crujiente de almendras

Esta es una de esas recetas básicas y recurrentes en mi casa, cuando da pereza preparar un postre muy historiado. En esta ocasión lo he hecho con unos albaricoques en almíbar caseros que hice ya hace algunas semanas, pero funciona igual de bien con otras frutas como cerezas, melocotones, higos, etc., en forma de compota o en almíbar. Estas frutas contrastan a la perfección con el queso feta, que es el ingrediente sorpresa de esta receta y con el que se consigue un equilibrio perfecto entre dulce y salado. El toque crujiente lo aporta el crujiente de almendras, al que te aseguro encontrarás muchos usos acompañando a helados o para espolvorear sobre bizcochos o muffins. Esta receta es para 4-6 raciones.



Crema de queso con albaricoques y crujiente de almendras

100 gramos de queso feta
300 gramos de queso crema
40 gramos de azúcar
La piel rallada de 1/2 limón
130 mililitros de nata para montar
100 gramos de almendras, troceadas toscamente
50 gramos de mantequilla fría, en dados
75 gramos de harina
50 gramos de azúcar morena
Un pellizco de sal
Albaricoques en almíbar

Con una espátula rompe el queso feta para dejarlo lo más suave y liso posible. Añádele y bate el queso crema, el azúcar y la piel rallada de limón. Pon la nata en un bol separado y monta hasta formar picos suaves. Incorpora con cuidado la mitad de la nata montada a la mezcla de queso crema y feta, y después la otra mitad. Refrigera y reserva en la nevera entre 2 horas y toda la noche. Precalienta el horno a 180 grados. Pon las almendras, la harina y el azúcar en un bol grande, y con las manos incorpora la mantequilla en dados hasta alcanzar una consistencia de migas. Añade y mezcla el azúcar y la sal. Extiende esta mezcla sobre una bandeja de horno y hornea durante 12 minutos, hasta dorar, y reserva. 
 Para el montaje, pon una porción grande de crema de queso, cubre con crujiente de almendras, y finalmente corona con los albaricoques en almíbar.


La crema base se prepara en un santiamén y se conserva perfecta en la nevera durante 3 días. Conviene tomar este postre lo más frío posible.

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