23.11.13

Rocas de chocolate con cerezas

El nombre de esta receta me ha provocado muchos dolores de cabeza; finalmente me he decidido por llamarla "Rocas de chocolate con cereza", pero bien podría haberla titulado "Turrón de chocolate con cerezas" o simplemente "Chocolate casero con cerezas". Como amante que soy del chocolate en cualquiera de sus formas y versiones, esta es una de esas sencillísimas recetas que cuando la gente prueba no entiende cómo no se le había ocurrido antes, y proclama airadamente que nunca volverá a comprar chocolate en el super pudiendo hacerlo en casa. Obviamente el mérito no es mío; su origen es nada menos que australiano y su nombre original "Rocky Road" (o sea, camino rocoso), no podría ser más apropiado porque mientras vas saboreando la amalgama de diferentes chocolates, te vas encontrando con las diferentes texturas y sabores de los trocitos de cereza confitada, los mini marshmallows (nubes) y los "pretzels" (esas galletitas saladas en forma de lazo de origen alemán, que pueden encontrarse aquí en cualquier supermercado). Sólo un aviso, es altamente adictivo...


Rocas de chocolate con cerezas

250 gramos de chocolate Lindt para cocinar
100 gramos de gotas de chocolate blanco
100 gramos de mini "marshmallows" enteros
100 gramos de cerezas confitadas troceadas
150 gramos de mini "pretzels" troceados

Forra con papel de horno un molde rectangular de medidas 20 x 30 cm. Pon el chocolate en una cacerola a fuego medio hasta que se derrita y déjalo enfriar un poco. En ese momento añádele las gotas de chocolate blanco, las cerezas, los mini marshmallows y los mini "pretzels" y mezcla bien con el chocolate. Una vez formada una masa homogénea, viértela en el molde e introdúcelo en la nevera durante 24 horas. Pasado ese tiempo, saca la tableta de chocolate del molde y córtala en trozos irregulares.


Los ingredientes que yo he usado pueden ser sustituidos por otros que os gusten más como frutos secos, otras frutas confitadas, galletas tipo "digestive", etc.



Con esta sencilla receta tienes el éxito garantizado entre pequeños y mayores. Además dura mucho tiempo en la nevera, por lo que no te preocupes si sale una buena cantidad, aunque no te confíes, ¡volará!

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19.11.13

Dulce de membrillo

Esta receta va con confesión incluída: hasta el día de hoy nunca había probado el membrillo, de hecho me daba un poco de repelús. ¡Qué atrevida es la ignorancia! Pero mi concepto del membrillo ha cambiado radicalmente porque en un viaje reciente a Navarra probé una receta que incluía dulce de membrillo artesanal y queso Idiazábal, y me dí cuenta de lo equivocada que había estado ¡hasta ahora! Además se dio la feliz coincidencia de que mi otra cuñada tiene un maravilloso membrillo en su jardín, que produce unos frutos dorados y fragantes, y me regalo unos cuantos, advirtiéndome de que era facilísimo de cocinar, y como me encanta cualquier cosa que venga "De mi jardín", pues me he puesto manos a la obra. Tengo que reconocer que metí la pata en uno de los pasos de receta básica, pero creo que la metedura de pata ha mejorado notablemente el resultado, y a partir de ahora, siempre lo voy a hacer así.


Dulce de Membrillo

1 kg de membrillos, después de pelar y trocear (yo utilicé 4 piezas)
750 gramos de azúcar
1 chorrito de zumo de limón
Agua para la cocción

Lava y seca muy bien los membrillos. Pélalos con un cuchillo bien afilado. Después trocéalos (son durísimos) y retira las partes granulosas junto al corazón. En una cacerola grande pon los trozos de fruta y añade el chorrito de limón para que no se oscurezcan; cúbrelo todo con el azúcar. Deja reposar durante toda una noche o al menos 12 horas para que la fruta suelte sus jugos. Cubre la fruta en la cacerola con agua y deja cocer a fuego lento, removiendo de vez en cuando con una cuchara de palo. Durante este proceso, ten cuidado con las salpicaduras, porque quema muchísimo. Remueve cada vez más a menudo para evitar que se pegue al fondo de la cacerola. Poco a poco la fruta se irá ablandando, e irá adquiriendo una bonita tonalidad anaranjada. Cuando ya tengamos una pasta homogénea y nuestra cuchara de palo se sostenga de pie solita en el centro de la cacerola, es el momento de pasarla al vaso de la batidora y triturar hasta conseguir una consistencia de puré fino. Después de dejar enfriar, vierte el puré en los moldes o tuppers, a ser posible con tapa, y refrigera.

Para desmoldar el dulce sin que se rompa, pon el molde o tupper boca abajo, con la tapa puesta, bajo un chorro de agua caliente, seca el molde, quita la tapa y pásale un cuchillo por el borde y mete la punta del cuchillo con cuidado entre el dulce y la pared del molde para conseguir que se despegue y se vuelque fácilmente en el plato. Se conserva estupendamente durante meses en la nevera, envuelto en papel film.



A mi me encanta acompañando a un queso bien fuerte, aunque cuando lo hice tenía en mente una receta que compartiré con vosotros en breve. ¿Y a tí cómo te gusta comerlo?

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18.11.13

Falso tajine de pollo con ciruelas, orejones y piñones

Ante todo debo aclarar lo de "falso tajine", y es que lo único que hay de tajine en esta receta es el precioso recipiente de barro esmaltado así llamado y que me compré en un viaje que hice hace siglos a Marrakech (como soy compradora compulsiva de vajillas y enseres de cocina allá donde vaya, no solo me volví con este trasto tan bonito, sino que también me traje no sé cuántos platos y cuencos haciendo juego; sí, sí, lo sé, pero cada uno tiene sus manías). Bueno, pues partiendo de esta premisa, la realidad es que se trata de una sana y deliciosa receta para quienes nos gustan los sabores orientales y ese toque dulzón que aportan las frutas y el coñac. Este es un plato único completo y equilibrado, sobre todo si lo acompañáis de un poco de cus-cus o arroz de grano largo. Esta receta es para 4 personas.


Falso tajine de pollo con ciruelas, orejones y piñones

1 pollo de corral de unos 6 kg., troceado
2 zanahorias, 2 cebollas medianas, 4 dientes de ajo, y 1 hoja de laurel
20 ciruelas deshuesadas, 12 orejones y 50 gramos de piñones
180 ml. de coñac y 1 vaso de agua
Aceite, sal y pimienta

Pon las ciruelas y los orejones en agua unos 20 minutos antes de empezar a cocinar. En una cacerola grande calienta una cucharada de aceite y dora el pollo, previamente salpimentado, durante unos cinco minutos. Resérvalo. En el aceite sobrante de la cacerola introduce las cebollas cortadas finamente, y a continuación los dientes de ajo en láminas y la hoja de laurel. Incorpora también las zanahorias, cortadas al grosor que más te guste. Dale al conjunto unas cuantas vueltas hasta que todo esté dorado e integrado, y rocía con el coñac. Deja que se evapore y a continuación añade el pollo, las ciruelas, los orejones y el vaso de agua. Cuece a fuego lento con la cacerola tapada durante unos 25 minutos, removiendo de cuando en cuando, y vigilando para que el guiso no se quede sin salsa y se pegue a la cacerola. Cuando ya esté listo y antes de servir, añádele los piñones.

Para que este plato salga perfecto, es fundamental no escatimar en el coñac, la diferencia entre uno bueno y uno regular (o directamente malo) es abismal.



Para que esta receta fuese un auténtico tajine, en primer lugar no llevaría ni gota de alcohol (obvio), y en segundo lugar tendríamos que haber hecho el guiso a cocción muuuy lenta en el propio recipiente. Aunque el tajine al parecer aguanta temperaturas altísimas, yo nunca me he atrevido a usarlo para cocinar y me conformo con usarlo a modo decorativo, ya que como véis, la presentación es bastante espectacular. Este plato admite otras carnes como cordero o ternera, y muy variados ingredientes como frutos secos, verduras, frutas, aceitunas, cítricos, y especias.

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15.11.13

Crema de calabaza, puerro y patata

Hoy os propongo una receta perfecta para estos primeros días de frío. Me encanta esta crema y pensé en ella por primera vez durante el puente de noviembre, paseando por el mercado de Bayona, cuando vi este precioso puesto de calabazas.

Se trata de un plato ligero, nutritivo, bajo en grasas y cargado de vitaminas. Esta receta es para 4 personas.

Crema de calabaza, puerro y patata

2 trozos grandes de calabaza, 1/2 kg. aproximadamente
2 patatas, 2 puerros y 2 zanahorias medianas
1 cebolla mediana
1 litro de agua, 6 cucharadas de aceite de oliva, sal y pimienta

Limpia y prepara toda la verdura: quita la piel y las semillas a los trozos de calabaza; pela la cebolla y córtala en trozos no demasiado pequeños; limpia y corta los puerros en rodajas desechando la parte verde; y por último, pela y corta en trozos pequeños las zanahorias y las patatas. En una cacerola grande calienta a fuego medio las 6 cucharadas de aceite de oliva e incorpora todas las verduras, añade un poco de sal y de pimienta, y rehoga durante unos minutos hasta que todo el conjunto adquiera un poco de color. Pasado ese tiempo añade el agua y tapa la cacerola. Cuando la verdura se haya ablandado, pásala escurrida a otra cacerola, añádele la mitad del agua de la cocción, y con una batidora tritúralo todo hasta convertirlo en una crema fina. Rectifica de sal.


Se puede aderezar con picatostes, taquitos de calabaza salteados o sencillamente unas pipas de calabaza.


A mi me encantan casi todas las cremas de verdura (¡vade retro, vichyssoise!), especialmente la de guisantes o espárragos con su jamoncito, la de champiñones o la de patata con trufa, y no digamos en verano el salmorejo o el gazpacho en sus multiples versiones (recientemente descubrí el gazpacho de fresas y ya soy adicta), y a vosotros, ¿cuáles os gustan más?
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14.11.13

¡Bienvenidos a mi kitchenette!

Después de semanas luchando con el html, el diseño y la incompatibilidad de navegadores, de consultar páginas y páginas de ayuda a blogueros (¡gracias por compartir!), y de traer de cabeza a los pocos que sabían de este proyecto, por fin ve la luz este blog de cocina que no pretende ser otra cosa que la recopilación definitivita de las cientos de recetas que desde hace años atesoro en carpetas físicas y virtuales, y qué mejor forma de hacerlo que a través de un formato que además me permite compartir con vosotros.
Cualquier cosa me inspira y una curiosidad me lleva a otra: lecturas, películas, viajes, recetas familiares, otros blogs de cocina maravillosos, internet, etc. Y esta es la razón por la que me he decidido a emprender esta aventura que reúne dos de mis grandes aficiones, la cocina (afición antigua) y la fotografía culinaria (afición nueva). La cocina es para mí un momento de relajación y de creatividad, además de un aprendizaje continuo, y por eso espero contar con vuestras opiniones y comentarios, para seguir avanzando y creciendo.
Quizá encontréis de vez en cuando entradas que no sean estrictamente recetas, y es que creo que cualquier experiencia gastronómica puede enriquecer el blog (mercados, menaje, ingredientes, trucos, consejos, tendencias interesantes, sabores del mundo, etc.).
Solamente para que sepáis algo de mis preferencias culinarias os diré que a una isla desierta me llevaría chocolate y queso, que mi vicio secreto es la casquería (sí, sí, mollejas, riñones, sesos, zarajos) y los picantes (tranquilidad, no publicaré nada en este sentido, qué sé que no somos muchos los fans), y que me encanta la cocina mexicana y la cocina asiática en todas sus formas, especialmente la tailandesa.
Pero en cualquier caso, este blog se compondrá básicamente de recetas sencillas pero apetecibles y vistosas, y de vez en cuando de alguna extravagancia, que no todo va a ser economía doméstica, a pesar de los tiempos que corren.
Sólo me queda daros las gracias por asomaros a mi cocina y esperar que os guste y repitáis.



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