27.2.15

Peras rellenas de chocolate y envueltas en hojaldre

Unas inocentes peras vestidas de gala que esconden una sorpresa inesperada en su interior, pueden convertirse en un postre espectacular que pondrá el broche de oro a cualquier celebración. Este postre tan estiloso fue para mí un flechazo absoluto a primera vista. Parece una pequeña obra de arte, una escultura, y desde la preparación hasta la presentación se trata de un postre creativo, divertido, sabroso y muy fácil de hacer.


Peras rellenas de chocolate y envueltas en hojaldre

2 peras grandes, Conferencia, Williams o similar
1 lámina de hojaldre rectangular
Perlas de chocolate
Frutos secos triturados
1 huevo
Azúcar glass

Pela las peras y corta un poco la base para que se mantengan de pie. Con un descorazonador de manzanas o una cucharita para hacer bolitas de melón vacía el centro de las peras desde abajo, sin llegar a abrirlas. Rellena con las perlas de chocolate y los frutos secos. Estira el hojaldre y corta tiras finas y largas. Envuelve las peras con las tiras de hojaldre empezando de arriba hasta abajo, uniendo las tiras con los dedos cuando haga falta poner la siguiente tira. Forma 4 bolitas de hojaldre y tapa el agujero en la base de las peras para que no se salga el relleno. Precalienta el horno a 180 grados y forra una bandeja con papel de horno. Pinta las peras con el huevo batido y cubre los rabos de las peras con un poco de papel de aluminio para evitar que se quemen. Hornea hasta que estén doradas, unos 15-20 minutos. Saca las peras del horno y espolvoréalas con azúcar glass; sirve inmediatamente.

La frescura y dulzura de la fruta y la decadencia del chocolate con los frutos secos, todo ello envuelto en crujiente hojaldre, componen una magnífica combinación invernal, una explosión de sabores que te harán la boca agua.


Reconozco mi más rendida admiración por la masa de hojaldre: no puede ser más agradecida porque siempre queda bien, combina con todo ya sea dulce o salado, y resuelve mil situaciones en cuestión de minutos; para mí, un imprescindible en mi cocina.

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24.2.15

Pollo asado al limón

Esta es una de esas recetas que siempre había querido preparar en casa, pero que nunca encontraba la ocasión, y después del último pollo asado comprado por ahí, que no podía estar más crudo y tener más grasa, me decidí por fin a hacerlo un domingo para comer. Y es de esas ocasiones en las que mi primer pensamiento fue que era tonta por no haberlo hecho antes, y mi segundo pensamiento fue que nunca más lo iba a comprar hecho. Sencillamente no hay color.


Pollo asado al limón

1 pollo de corral de aproximadamente 1,5 kilo
1 limón
1 cabeza de ajos
200 mililitros de vino blanco
1 rama de tomillo fresco
4 patatas medianas, cortadas en gajos
Sal y pimienta
4-6 cucharadas de caldo de pollo

Lava el limón, dale un corte, y reserva. Separa los dientes de ajo, sin pelarlos, y reserva. Sala el pollo por dentro e introduce el limón en su interior. Brida el pollo con hilo de cocina o en su defecto cierra la abertura del vientre con unos palillos para mantener dentro el limón. Pon el pollo en una fuente de horno grande, donde quede sitio para las patatas. Agrega los dientes de ajos sin pelar, el vino blanco, la sal y el tomillo. Calienta el horno a 180 grados y asa el pollo sin tapar alrededor de hora y media, dándole la vuelta cada 30 minutos, y rociándolo con su salsa cada vez. Pasado ese tiempo dispón las patatas cortadas en gajos en la fuente, salpimiéntalas, y si estuviera algo seco el pollo, rocía el conjunto con 4-6 cucharadas de caldo de pollo. Después hornea 40 minutos más. Una vez finalizado el tiempo de horneado, deja reposar 5 minutos antes de trinchar y servir.

El limón, el ajo y el tomillo son importantísimos y recomiendo no prescindir de ellos porque le confieren al asado un aroma de campo delicioso.


El resultado es una carne tierna y jugosa con una piel crujiente y tostada, sin más misterio más que una buena materia prima y un tiempo de asado correcto, porque no hay cosa peor que un pollo crudo o reseco.

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20.2.15

Tartaleta de chocolate blanco y naranja sanguina

Todos tenemos nuestras fijaciones y nuestras propias “magdalenas de Proust”, y para mí las naranjas sanguinas son una de ellas, sin lugar a dudas, ya que me recuerdan a mi abuela materna, a la que le encantaban, como a mí. No sé si será el color rubí de su zumo, o los degradados de color de su carne, desde el naranja intenso hasta el rojo carmesí pasando por todas las tonalidades de rosas, fucsias y hasta violetas y púrpuras, o quizá su sabor, un punto más ácido que otras variedades de naranja, pero cuando llega esta fecha, me lanzo en su búsqueda, y me compro cada semana unas cuantas, sólo para mí.


Tartaleta de chocolate blanco y naranja sanguina

Ingredientes para la masa quebrada, aquí

Para el relleno: 360 mililitros de zumo de naranja sanguina, 225 gramos de chocolate blanco para repostería en trozos, 50 gramos de mantequilla, 5 hojas de gelatina

Para el sirope de naranja: el zumo recién exprimido de unos 600 gramos de naranjas sanguinas lo que dará como resultado unos 100 mililitros de zumo de naranja, 40 gramos de azúcar

Para decorar: 1 naranja sanguina

Prepara la base de masa quebrada siguiendo estas instrucciones. Para preparar el relleno, pon el zumo de las naranjas en una cacerola y hierve hasta que se reduzca un poco. Mientras tanto pon el chocolate blanco al baño maría y derrítelo, removiendo frecuentemente, hasta estar casi derretido. Vierte sobre el chocolate derretido el zumo reducido de naranja caliente y mezcla bien hasta obtener una crema lisa y homogénea. Añade la mantequilla e integra hasta que esté todo plenamente incorporado. Sigue las instrucciones de la gelatina e incorpora a la mezcla. Vierte en la base enfriada de la tartaleta y refrigera hasta que cuaje, al menos 2 horas. Para hacer el sirope, mezcla el zumo de naranja con el azúcar en una cacerola. Lleva a ebullición y déjalo hervir unos 15-20 minutos, hasta que el sirope se haya reducido un poco y se haya espesado. Espuma de vez en cuando si fuese necesario. Deja enfriar a temperatura ambiente en una jarrita. Mientras tanto, pela las naranjas quitando a los gajos las pieles blancas con un cuchillo afilado y reserva los gajos limpios. Vierte el sirope sobre la tartaleta cuajada y adorna con los gajos de naranja. Refrigera la tartaleta y sácala de la nevera unos 15 minutos antes de servir.

En esta ocasión he querido cocinar algo un tanto decadente con estas naranjas que tanto me gustan y para contrarrestar ese puntito más ácido, lo he combinado con chocolate blanco y el resultado ha sido espectacular, no solo por la estética de esta tarta si no por la combinación perfecta de texturas y sabores. Ah, y si te sobra algo de sirope, que es sencillamente delicioso, puedes utilizarlo sobre un poco de yogur griego con unos pistachos, y ya tienes un postre o un desayuno exquisitos…


Para mí, esta variedad de naranja es una de las mejores cosas que tiene el mes de febrero y cada año espero con ansia el momento de verlas en el mercado, por no hablar de que son una deliciosa fuente natural de vitamina C, y es la excusa perfecta para este catarro que arrastro desde hace tiempo...

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17.2.15

Ensalada de langosta con vinagreta de granada

La langosta siempre es una buena idea y por supuesto un lujo, y más aún si se combina con cítricos ahora que estamos en su mejor momento. Partiendo de esta premisa, y quizás por tener aún las comilonas navideñas tan presentes, he sentido la tremenda necesidad de hacer una ensalada sana y refrescante, pero fuera de lo común. Cada bocado es una celebración de texturas, sabores y colores, y la vinagreta de granada y los pistachos son la guinda del pastel. Esta receta es para 4 personas.


Ensalada de langosta con vinagreta de granada

1 cola de langosta cocida y pelada de 400 gramos
1 pomelo rosa mediano, pelado y segmentado
1 naranja navel mediana, pelada y segmentada

4 rábanos, cortados en rodajas finas
1 cebolleta, cortada en rodajas finas
2 cucharadas de pistachos triturados
Microverdes y germinados
Vinagreta de granada: 1 granada (1/2 en granos y la otra ½ en zumo), 2 cucharadas de aceite de oliva, 1 cucharada de vinagre de módena, sal y bolitas de pimienta rosa

Prepara la vinagreta cortando la granada por la mitad, desgranando una mitad y extrayendo el zumo de la mitad restante. En un bol, mezcla la sal con el vinagre hasta su disolución. Añade el zumo de la media granada y, poco a poco, el aceite hasta su integración total. Rectifica de sal y añade las bolitas de pimienta y los granos de granada. Reserva. En cada plato forma un lecho de microverdes y germinados como fondo. Después dispón los segmentos de pomelo y naranja. A continuación las rodajitas de rábanos y los aritos de cebolleta. Espolvorea con los pistachos. Corta la cola de langosta en rodajas y disponlas en la ensalada. Por último vierte la vinagreta de granada con los granos sobre la ensalada.

Brillante, fresca y llena de sabor, es una ensalada simplemente perfecta, cuyo secreto como siempre es una buena materia prima.


Esta misma receta se puede abaratar sustituyendo la langosta por langostinos, vieiras, cigalitas, cangrejo, o cualquier otro marisco que os guste.

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13.2.15

Banda de hojaldre y frutas del bosque

No es que me apasione en absoluto la festividad de San Valentín, pero precisamente porque tengo a mi amor lejos y le echo de menos, hoy me voy a permitir ponerme un poco ñoña y compartir con vosotros una receta que es una delicia y que puede venir como anillo al dedo en una ocasión como esta. Dulce pero con un punto ácido, ligera, jugosa y crujiente, esta banda de frutos rojos es una auténtica belleza. La crema pastelera combina a la perfección con la fruta fresca, y el hojaldre termina de culminar el conjunto.


Banda de hojaldre y frutas del bosque

Para la masa quebrada:

150 gramos de harina
75 gramos de mantequilla fría, en trozos
1 huevo
50 gramos de azúcar glass
Una pizca de sal

Para la crema pastelera:

1/4 de litro de leche
1/2 vaina de vainilla, sin semillas
60 gramos de azúcar
20 gramos de Maicena
2 yemas de huevo

Frambuesas, arándanos, grosellas y moras para decorar
Azúcar glass para decorar

Para hacer la masa quebrada en un bol grande mezcla con las manos la harina con los trocitos de mantequilla y cuando tenga una consistencia de masa de galleta, añádele el azúcar, el huevo y la sal, sin manipular demasiado. Forma una bola y deja en el propio bol, tapado con papel film, durante 1 hora en la nevera. Pasado ese tiempo, aplasta la bola y estira con un rodillo entre 2 pliegos de papel vegetal hasta conseguir una masa lisa y suave. Ayudándote con el rodillo enharinado, cubre un molde rectangular metálico previamente engrasado y con las manos acomoda la masa bien pegada a las paredes y al fondo del molde. Con un tenedor pincha la masa en el fondo, cubre con papel de horno y pon unas cuantas legumbres para que no se levante la masa. Hornea durante unos 10 minutos a 180 grados. Deja enfriar el molde sobre una rejilla, y cuando esté frío del todo, saca con mucho cuidado saca la tartaleta de masa quebrada y reserva. Para hacer la crema pastelera cuece la leche con la vaina de vainilla, lleva a ebullición y reserva. En un bol mezcla con varillas el azúcar, la maicena y las yemas de huevo hasta que estén ligados. Añade poco a poco la leche sin dejar de remover. Ponlo a cocer a fuego lento removiendo continuamente hasta que se forme una crema espesa. Retira del fuego, deja enfriar y cubre la crema con papel film pegado a la crema para que no se forme una película dura. Reserva. Para montar la tartaleta, rellena el molde de masa quebrada con la crema enfriada. Dispón armoniosamente las frutas. Deja las tartaleta en la nevera y sácala un poco antes de servir, para que la crema se atempere. Espolvorea con azúcar glass.

Facilísima de preparar y muy vistosa, reúne todos los requisitos para un fin de fiesta de altura.


He elegido una variedad de frutos rojos porque parece más apropiado para esta celebración, pero por supuesto cualquier fruta fresca funciona igual de bien. Aquí os dejo la receta de las tartaletas de frutas que hice la pasada primavera por si os puede servir de inspiración.

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10.2.15

Besugo a la espalda

Esta receta tan tradicional de nuestra cocina sólo tiene una pega: su precio. Por lo demás, esta forma de preparar el besugo no puede ser más sana, más rápida y más fácil, sin apenas ingredientes extra. Decir que el resultado es un pescado jugoso y sabroso es una obviedad, por eso si queremos darnos alguna vez el capricho, es sin duda un plato estrella. Esta receta es para 6 personas.


Besugo a la espalda

1 besugo de 1.500 gramos (pide al pescadero que abra el besugo en forma de libro sin quitar la espina central)
6 dientes de ajo
2 limones
Un chorro de vinagre de sidra
1 guindilla seca
1 vasito de vino blanco
Unas ramitas de perejil fresco, aceite de oliva y sal

Para marinar el pescado maja un diente de ajo, un poco de sal y una rama de perejil en un mortero. Agrega el zumo de uno de los limones. Cubre el fondo de una fuente para horno con un poco de aceite de oliva y coloca el besugo abierto en ella. Pinta el besugo abierto con la marinada y deja reposar el pescado al menos durante una hora. Pasado ese tiempo, precalienta el horno a 200 grados y hornea el pescado durante 15 minutos. Pasado ese tiempo mezcla en un vaso el vino blanco y el zumo del otro limón, e incorpóralo a la fuente. Hornea el besugo otros 10 minutos más. Cuando se vaya a cumplir el tiempo, fríe en una sartén con un poco de aceite, los dientes de ajo en láminas y la guindilla cortada en anillas. Cuando el ajo esté tostado añade un chorro de vinagre. En cuanto se cumpla el tiempo de horneado del besugo saca la fuente, quita la espina central con cuidado, y vierte el sofrito de la sartén sobre el pescado. Sirve inmediatamente.

Esta misma receta la podemos adaptar a un presupuesto más ajustado usando lubina o dorada en vez de besugo, e igualmente resulta una receta perfecta.


Para acompañar, cualquier estilo de patatas (fritas, panadera, vapor, pobre, etc.), le van de maravilla.

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6.2.15

Tarta Alaska de mandarina y chocolate

Desafiando cualquier tipo de lógica, básicamente porque estos días hace más frío en Madrid que en la mismísima Alaska, a mi me apetece comer helado. Pero eso hubiera sido demasiado sencillo y aquí nos gusta complicarnos la vida, con lo cual terminé haciendo este glorioso postre de origen neoyorkino, creado para celebrar la compra del nuevo territorio por parte de Estados Unidos en 1876. Se trata de un postre con forma de iglú, a base de dos o tres capas de helado y una capa de bizcocho calado con una capita de curd, y todo ello cubierto de merengue tostado. Porque, ¿quién dijo que el helado es sólo para el verano?


Tarta Alaska de mandarina y chocolate

Para el bizcocho:
4 huevos, con las claras y las yema separadas
El zumo y la piel rallada de 3 mandarinas
350 gramos de harina
1 cucharada de levadura en polvo
120 mililitros de aceite de girasol
200 gramos de azúcar

Para el curd de mandarina:
El zumo de 3 mandarinas grandes y la piel rallada de 2
250 gramos de azúcar
120 gramos de mantequilla
4 huevos
1 cucharadita de maicena

Para la tarta:
1 tarrina de sorbete de mandarina
1 tarrina de helado de chocolate

Para el merengue:
3 claras de huevo, a temperatura ambiente
150 gramos de azúcar
1 chorrito de zumo de limón o vinagre

Precalienta el horno a 180 grados. Engrasa un molde de 20 centímetros. En un bol mediano bate las yemas junto con el azúcar blanco hasta obtener una mezcla espumosa. Añade el aceite, el zumo de mandarina, la piel, y bate hasta incorporarlo todo bien.
 En un bol aparte, mezcla la harina con la levadura. Añade poco a poco, a la mezcla de las yemas. Bate primero con unas varillas a mano y al final acaba de incorporar toda la harina con una espátula. Bate las claras a punto de nieve bien firmes e incorpóralas a la mezcla con movimientos envolventes, procurando que no se bajen.
 Vierte la masa en el molde. Hornea durante unos 45 minutos, pincha el centro con un palillo comprobando que éste sale limpio y seco. Saca del horno, deja enfriar en el molde sobre una rejilla y reserva. Engrasa un bol de 20 cm de diámetro y forra con papel film dejando que cuelgue por los lados del bol. Rellena el fondo del bol con el sorbete de mandarina y mete en el congelador durante 1 hora. Después pon el helado de chocolate dejando suficiente espacio para que quepa el bizcocho que luego se incorporará al bol; cierra como un paquete con el papel film que cuelga por los lados y mete en el congelador hasta que el helado esté muy duro, al menos 2 horas. Mientras tanto, prepara el curd de mandarina batiendo los huevos y mezclándolos con el azúcar, ralladura de piel de mandarina y el zumo de mandarina. Pon esta mezcla a hervir en una cacerola pequeña y a fuego muy lento. Mueve continuamente hasta que la mezcla se espese y alcance la consistencia adecuada. Retira del fuego, añade la mantequilla incorporándola bien, deja enfriar a temperatura ambiente, y reserva. Pasadas las 2 horas de congelación, desmolda el bizcocho y cubre la superficie con el curd de mandarina ya frío, saca el helado envuelto del congelador, abre el papel film, mete el bizcocho en el bol con la cara untada en curd hacia el helado, cierra de nuevo con el papel film sobrante por los lados, y devuelve el bol al congelador. Cuando la vayas a servir, prepara el merengue batiendo a punto de nieve las claras de huevo con el azúcar y el chorrito de vinagre o zumo de limón, hasta obtener un merengue consistente, saca la tarta del congelador e dale la vuelta sobre el tartero o plato de presentación que vayas a usar. Rápidamente con la ayuda de una espátula cubre la tarta intentando con el merengue, intentando hacer remolinos y picos. Dora el merengue con un soplete de cocina y sirve inmediatamente.

Aunque es entretenida de hacer, lo cierto es que esta tarta no tiene mucha dificultad, sólo hay que respetar los pasos y los tiempos, y tener cuidado de mantener el bizcocho y el helado lo más fríos posibles en todo momento.


La presentación es alucinante y si lo decoras con un par de bengalas chisporroteantes, el efecto es sencillamente espectacular.

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3.2.15

Pollo tikka masala

Aunque llevo mucho tiempo queriendo probar esta receta, siempre he pospuesto mi acercamiento a la cocina india porque pensé que iba a ser muy complicado, o que no iba a encontrar todas las especias e ingredientes, en fin, que me daba pereza por si finalmente resultaba un desastre total. Pero por fin me he liado la manta a la cabeza y me he decidido a probar, con resultado de éxito total, aunque sólo sea en esta primera receta, y aunque evidentemente me faltan cosas tan esenciales como un horno tandoor, obviamente se hace lo que se puede con lo que se tiene a mano... El resultado es un apasionante y jugoso plato cuyos espectaculares aromas y sabores explotan en el paladar. La cocina india es todo un mundo y teniendo las especias e ingredientes adecuados, se abren infinidad de nuevas y deliciosas posibilidades. Esta receta es para 6 personas.


Pollo tikka masala

Para macerar el pollo: 6 dientes de ajo pelados y picados, 4 cucharaditas de jengibre molido, 4 cucharaditas de cúrcuma molida, 2 cucharaditas de garam masala, 2 cucharaditas de semillas de cilantro molidas, 2 cucharaditas de comino molido
350 mililitros de yogur natural
1 cucharadita de sal
1 kilo de pechugas de pollo, cortadas a lo largo
1 cebolla roja pequeña, finamente picada
60 gramos de pasta de tomate
6 semillas de cardamomo molidas
1/2 cucharadita de cayena en escamas
830 gramos de tomates pelados enteros en lata
5 cucharadas de cilantro fresco picado, y unas ramitas más para decorar

Prepara la marinada mezclando en un bol pequeño el ajo, el jengibre, la cúrcuma, el garam masala, las semillas de cilantro y el comino. En un bol mediano mezcla el yogur con la sal y la mitad de la mezcla de especias; añáde a esto el pollo e impregna por todas partes; cubre y refrigera durante 4-8 horas. En una cacerola grande calienta un poco de aceite y añade la cebolla, la pasta de tomate, el cardamomo y las escamas de cayena, y sofríe removiendo a menudo, hasta que la pasta de tomate se haya oscurecido y la cebolla se haya ablandado, unos 5 minutos. Añade la mezcla de especias restante y cocina removiendo frecuentemente hasta que el fondo de la cacerola empiece a oscurecerse, unos 4 minutos. Añade los tomates con sus jugos, estrujándolos con las manos mientras los vas poniendo en la cacerola. Incorpora la nata y el cilantro picado. Lleva a ebullición, reduce el fuego, y deja hervir a fuego lento, removiendo frecuentemente, hasta que la salsa se espese, unos 30 minutos. Mientras tanto, precalienta el horno a 200 grados, sólo por arriba para gratinar. Forra una bandeja de horno con papel de plata y coloca encima de la bandeja forrada una rejilla. Dispón los trozos de pollo marinado sobre la rejilla en una sola capa. Gratina hasta que el pollo se tueste ligeramente y adquiera color dorado, unos 8-10 minutos. Saca el pollo del horno y córtalo en trocitos. Añade los trocitos de pollo a la salsa y deja cocinar a fuego lento, removiendo ocasionalmente hasta que el pollo esté hecho del todo, unos 8-10 minutos. Decora con cilantro fresco y sirve enseguida.

Este es un plato que aunque comas mil veces, siempre te va a parecer un poco distinto porque al parecer cada maestrillo tiene su librillo (más o menos espeso, cremoso, o picante, e incluso puede variar en el color de tonos rojizos, amarillos o incluso verdes hasta marrones, según la selección de especias), con lo cual investigué con varias recetas hasta dar con la que a mí me ha gustado más. Eso sí, el denominador común a todas ellas, que es el yogur, le da a la salsa un toque cremoso y suave que mitiga la potencia de las especies. Fundamental también el garam masala, una mezcla de especias secas y molidas, que según el lugar de origen incluyen ingredientes tan variados como cayena en polvo, ajo seco, jengibre molido, sésamo, semillas de mostaza, cúrcuma, semillas de cilantro, clavo, pimienta negra, cardamomo, canela, hojas de laurel, comino, nuez moscada, etc. Pero no hay que asustarse porque existen mezclas comerciales ya hechas que pueden sacarnos del apuro de tener que comprar pequeñas cantidades de veinte mil ingredientes. Y a quien le preocupe la cuestión del picante, decir que esta receta puede ser muy picante, ligeramente picante o nada en absoluto, es completamente opcional, porque aquí no se trata del picante, si no de las especias.


Este plato se puede preparar con antelación y dejar reposar un poco para que esté en su punto perfecto de sabor. Acompaña el pollo tikka massala de arroz basmati y de pan naan (yo no tuve tiempo de hacer el naan en casa y tosté unos panes pita industriales para salir del paso, pero vamos que ni color con el pan indio, una pena).

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