Todos tenemos nuestras fijaciones y nuestras propias “magdalenas de Proust”, y para mí las naranjas sanguinas son una de ellas, sin lugar a dudas, ya que me recuerdan a mi abuela materna, a la que le encantaban, como a mí. No sé si será el color rubí de su zumo, o los degradados de color de su carne, desde el naranja intenso hasta el rojo carmesí pasando por todas las tonalidades de rosas, fucsias y hasta violetas y púrpuras, o quizá su sabor, un punto más ácido que otras variedades de naranja, pero cuando llega esta fecha, me lanzo en su búsqueda, y me compro cada semana unas cuantas, sólo para mí.
Para mí, esta variedad de naranja es una de las mejores cosas que tiene el mes de febrero y cada año espero con ansia el momento de verlas en el mercado, por no hablar de que son una deliciosa fuente natural de vitamina C, y es la excusa perfecta para este catarro que arrastro desde hace tiempo...
Tartaleta de chocolate blanco y naranja sanguina
Ingredientes para la masa quebrada, aquí
Para el relleno: 360 mililitros de zumo de naranja sanguina, 225 gramos de chocolate blanco para repostería en trozos, 50 gramos de mantequilla, 5 hojas de gelatina
Para el sirope de naranja: el zumo recién exprimido de unos 600 gramos de naranjas sanguinas lo que dará como resultado unos 100 mililitros de zumo de naranja, 40 gramos de azúcar
Para decorar: 1 naranja sanguina
Prepara la base de masa quebrada siguiendo estas instrucciones. Para preparar el relleno, pon el zumo de las naranjas en una cacerola y hierve hasta que se reduzca un poco. Mientras tanto pon el chocolate blanco al baño maría y derrítelo, removiendo frecuentemente, hasta estar casi derretido. Vierte sobre el chocolate derretido el zumo reducido de naranja caliente y mezcla bien hasta obtener una crema lisa y homogénea. Añade la mantequilla e integra hasta que esté todo plenamente incorporado. Sigue las instrucciones de la gelatina e incorpora a la mezcla. Vierte en la base enfriada de la tartaleta y refrigera hasta que cuaje, al menos 2 horas. Para hacer el sirope, mezcla el zumo de naranja con el azúcar en una cacerola. Lleva a ebullición y déjalo hervir unos 15-20 minutos, hasta que el sirope se haya reducido un poco y se haya espesado. Espuma de vez en cuando si fuese necesario. Deja enfriar a temperatura ambiente en una jarrita. Mientras tanto, pela las naranjas quitando a los gajos las pieles blancas con un cuchillo afilado y reserva los gajos limpios. Vierte el sirope sobre la tartaleta cuajada y adorna con los gajos de naranja. Refrigera la tartaleta y sácala de la nevera unos 15 minutos antes de servir.
En esta ocasión he querido cocinar algo un tanto decadente con estas naranjas que tanto me gustan y para contrarrestar ese puntito más ácido, lo he combinado con chocolate blanco y el resultado ha sido espectacular, no solo por la estética de esta tarta si no por la combinación perfecta de texturas y sabores. Ah, y si te sobra algo de sirope, que es sencillamente delicioso, puedes utilizarlo sobre un poco de yogur griego con unos pistachos, y ya tienes un postre o un desayuno exquisitos…
Para mí, esta variedad de naranja es una de las mejores cosas que tiene el mes de febrero y cada año espero con ansia el momento de verlas en el mercado, por no hablar de que son una deliciosa fuente natural de vitamina C, y es la excusa perfecta para este catarro que arrastro desde hace tiempo...
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