Desafiando cualquier tipo de lógica, básicamente porque estos días hace más frío en Madrid que en la mismísima Alaska, a mi me apetece comer helado. Pero eso hubiera sido demasiado sencillo y aquí nos gusta complicarnos la vida, con lo cual terminé haciendo este glorioso postre de origen neoyorkino, creado para celebrar la compra del nuevo territorio por parte de Estados Unidos en 1876. Se trata de un postre con forma de iglú, a base de dos o tres capas de helado y una capa de bizcocho calado con una capita de curd, y todo ello cubierto de merengue tostado. Porque, ¿quién dijo que el helado es sólo para el verano?
La presentación es alucinante y si lo decoras con un par de bengalas chisporroteantes, el efecto es sencillamente espectacular.
Tarta Alaska de mandarina y chocolate
Para el bizcocho:
4 huevos, con las claras y las yema separadas
El zumo y la piel rallada de 3 mandarinas
350 gramos de harina
1 cucharada de levadura en polvo
120 mililitros de aceite de girasol
200 gramos de azúcar
Para el curd de mandarina:
El zumo de 3 mandarinas grandes y la piel rallada de 2
250 gramos de azúcar
120 gramos de mantequilla
4 huevos
1 cucharadita de maicena
Para la tarta:
1 tarrina de sorbete de mandarina
1 tarrina de helado de chocolate
Para el merengue:
3 claras de huevo, a temperatura ambiente
150 gramos de azúcar
1 chorrito de zumo de limón o vinagre
Precalienta el horno a 180 grados. Engrasa un molde de 20 centímetros. En un bol mediano bate las yemas junto con el azúcar blanco hasta obtener una mezcla espumosa. Añade el aceite, el zumo de mandarina, la piel, y bate hasta incorporarlo todo bien.
En un bol aparte, mezcla la harina con la levadura. Añade poco a poco, a la mezcla de las yemas. Bate primero con unas varillas a mano y al final acaba de incorporar toda la harina con una espátula. Bate las claras a punto de nieve bien firmes e incorpóralas a la mezcla con movimientos envolventes, procurando que no se bajen.
Vierte la masa en el molde. Hornea durante unos 45 minutos, pincha el centro con un palillo comprobando que éste sale limpio y seco. Saca del horno, deja enfriar en el molde sobre una rejilla y reserva. Engrasa un bol de 20 cm de diámetro y forra con papel film dejando que cuelgue por los lados del bol. Rellena el fondo del bol con el sorbete de mandarina y mete en el congelador durante 1 hora. Después pon el helado de chocolate dejando suficiente espacio para que quepa el bizcocho que luego se incorporará al bol; cierra como un paquete con el papel film que cuelga por los lados y mete en el congelador hasta que el helado esté muy duro, al menos 2 horas. Mientras tanto, prepara el curd de mandarina batiendo los huevos y mezclándolos con el azúcar, ralladura de piel de mandarina y el zumo de mandarina. Pon esta mezcla a hervir en una cacerola pequeña y a fuego muy lento. Mueve continuamente hasta que la mezcla se espese y alcance la consistencia adecuada. Retira del fuego, añade la mantequilla incorporándola bien, deja enfriar a temperatura ambiente, y reserva. Pasadas las 2 horas de congelación, desmolda el bizcocho y cubre la superficie con el curd de mandarina ya frío, saca el helado envuelto del congelador, abre el papel film, mete el bizcocho en el bol con la cara untada en curd hacia el helado, cierra de nuevo con el papel film sobrante por los lados, y devuelve el bol al congelador. Cuando la vayas a servir, prepara el merengue batiendo a punto de nieve las claras de huevo con el azúcar y el chorrito de vinagre o zumo de limón, hasta obtener un merengue consistente, saca la tarta del congelador e dale la vuelta sobre el tartero o plato de presentación que vayas a usar. Rápidamente con la ayuda de una espátula cubre la tarta intentando con el merengue, intentando hacer remolinos y picos. Dora el merengue con un soplete de cocina y sirve inmediatamente.
Aunque es entretenida de hacer, lo cierto es que esta tarta no tiene mucha dificultad, sólo hay que respetar los pasos y los tiempos, y tener cuidado de mantener el bizcocho y el helado lo más fríos posibles en todo momento.
La presentación es alucinante y si lo decoras con un par de bengalas chisporroteantes, el efecto es sencillamente espectacular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario