Unas inocentes peras vestidas de gala que esconden una sorpresa inesperada en su interior, pueden convertirse en un postre espectacular que pondrá el broche de oro a cualquier celebración. Este postre tan estiloso fue para mí un flechazo absoluto a primera vista. Parece una pequeña obra de arte, una escultura, y desde la preparación hasta la presentación se trata de un postre creativo, divertido, sabroso y muy fácil de hacer.
Reconozco mi más rendida admiración por la masa de hojaldre: no puede ser más agradecida porque siempre queda bien, combina con todo ya sea dulce o salado, y resuelve mil situaciones en cuestión de minutos; para mí, un imprescindible en mi cocina.
Peras rellenas de chocolate y envueltas en hojaldre
2 peras grandes, Conferencia, Williams o similar
1 lámina de hojaldre rectangular
Perlas de chocolate
Frutos secos triturados
1 huevo
Azúcar glass
Pela las peras y corta un poco la base para que se mantengan de pie. Con un descorazonador de manzanas o una cucharita para hacer bolitas de melón vacía el centro de las peras desde abajo, sin llegar a abrirlas. Rellena con las perlas de chocolate y los frutos secos. Estira el hojaldre y corta tiras finas y largas. Envuelve las peras con las tiras de hojaldre empezando de arriba hasta abajo, uniendo las tiras con los dedos cuando haga falta poner la siguiente tira. Forma 4 bolitas de hojaldre y tapa el agujero en la base de las peras para que no se salga el relleno. Precalienta el horno a 180 grados y forra una bandeja con papel de horno. Pinta las peras con el huevo batido y cubre los rabos de las peras con un poco de papel de aluminio para evitar que se quemen. Hornea hasta que estén doradas, unos 15-20 minutos. Saca las peras del horno y espolvoréalas con azúcar glass; sirve inmediatamente.
La frescura y dulzura de la fruta y la decadencia del chocolate con los frutos secos, todo ello envuelto en crujiente hojaldre, componen una magnífica combinación invernal, una explosión de sabores que te harán la boca agua.
Reconozco mi más rendida admiración por la masa de hojaldre: no puede ser más agradecida porque siempre queda bien, combina con todo ya sea dulce o salado, y resuelve mil situaciones en cuestión de minutos; para mí, un imprescindible en mi cocina.
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