4.4.14

Bizcocho de cerezas confitadas y almendras

Tengo una rara fijación con las cerezas confitadas: me parecen preciosas y siempre pienso que eso es suficiente para que me resulten deliciosas, cuando la realidad es que me las dejo siempre en el roscón o cuando me la ponen como decoración de un helado. Dicho esto, tengo que reconocer que tenía un paquete de cerezas confitadas muerto de risa en la nevera hace siglos, y buscaba la receta perfecta para usarlas, pero ninguna me convencía (¿será porque realmente no me gustan?…). Y he aquí el descubrimiento que ha cambiado por completo mi opinión sobre las cerezas confitadas. Esta es una receta-joya, en primer lugar porque es una de esas recetas que sin haberla hecho nunca y mientras la estás preparando, ya intuyes que va a ser estupenda, y en segundo lugar, porque una vez hecha, cuando lo pruebas, descubres que es sencillamente fabulosa. Es de esas que sabes que ha venido para quedarse y formar parte de tu recetario habitual. Y lo mejor es que es muy simple en cuanto a ingredientes y a tiempos, con un resultado que supera toda expectativa. Mira que me gustan todos los bizcochos, pero este es algo muy especial, con cierto aire vintage y elegante, perfecto para acompañar a una taza de té.



Bizcocho de cerezas confitadas y almendras

200 gramos de cerezas confitadas
250 gramos de harina
1 cucharadita de levadura en polvo
1 pellizco de sal
225 gramos de mantequilla, ablandada
175 gramos de azúcar
3 huevos grandes, batidos
3-4 gotas de aroma de almendras
6 cucharadas de leche
100 gramos de almendras fileteadas

Precalienta el horno a 180 grados. Lava y seca las cerezas para quitarles el exceso de almíbar; córtalas por la mitad y reserva. Bate la mantequilla junto con el azúcar hasta obtener una crema ligera. Gradualmente añade los huevos batidos y el aroma de almendra. En un bol aparte mezcla la harina, la levadura, la sal y las almendras fileteadas. A esta mezcla añádele la anterior, y con una espátula integra ambas con cuidado de no batir en exceso. Añade las cerezas y la leche, y vierte la mezcla resultante en un molde de bizcocho previamente engrasado. Hornea durante unos 45-60 minutos a 180 grados, hasta que al introducir un palillo en el centro éste salga limpio y seco. Saca el bizcocho del horno y déjalo enfriar sobre una rejilla antes de desmoldar.

Como sé perfectamente que lo voy a repetir en breve, creo que al siguiente le voy a añadir un par de cucharadas de azúcar y de almendras fileteadas por encima antes de meterlo en el horno, para coronarlo con una capa tostada y crujiente que le va a ir fenomenal.


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