Nos plantamos en diciembre y casi sin darme cuenta, ha pasado ya un año y "My Little Kitchenette" ha cumplido su primer aniversario. Y como yo no concibo una celebración sin tarta, aquí va una receta deliciosa y espectacular, perfecta para estos días de fiesta que se acercan a pasos agigantados. Originaria de Austria, como casi todos los mejores dulces tradicionales, ya sabemos que la auténtica tarta Sacher es de chocolate y albaricoque, pero como yo tenía una cajita de frambuesas en la nevera, he cambiado una fruta por otra, que al igual que el albaricoque, le da un toque ácido que contrasta exquisitamente con el chocolate oscuro.
Si tomaras esta tarta en el hotel Sacher de Viena, te la servirían con crema chantilly y un mélange vienés, parecido a un café con leche espumada.
Tarta Sacher de frambuesa
6 huevos, con las claras y las yemas separadas
40 gramos de azúcar
1 pellizco de sal
200 gramos de chocolate negro al 70%
120 gramos de mantequilla
150 gramos de azúcar
120 gramos de harina de repostería
1 cucharadita de levadura en polvo
Licor para calar los bizcochos (yo usé coñac)
1 frasco de mermelada de frambuesa
125 gramos de chocolate negro al 70%
125 gramos de nata para montar, al 35% de materia grasa
25 gramos de mantequilla
Frambuesas frescas para decorar
Precalienta el horno a 180 grados y engrasa un molde redondo para tarta. Empieza preparando el merengue, montando las claras con el azúcar y la sal; pásalo a un bol grande y reserva. Funde el chocolate al baño maría, añade la mantequilla y el azúcar, y mezcla bien los ingredientes hasta que resulte una crema brillante y suave. En otro bol bate las yemas una a una, añade a éstas la harina y la levadura, envolviendo bien con la ayuda de una espátula. Vierte esta mezcla en el bol del merengue y con movimientos envolventes termina de mezclar la preparación. Vierte la masa en el molde y hornea durante unos 45 minutos. Saca el bizcocho del horno y deja enfriar sobre una rejilla. Cuando se haya enfriado y con ayuda de una lira o un cuchillo de sierra, corta el bizcocho en dos capas; a continuación cala la capa inferior con un poco de licor y después extiende una capa de mermelada de frambuesa. Cubre con la otra mitad del bizcocho, y repite la operación con el licor y la mermelada en la superficie y los laterales del bizcocho. Para hacer la cobertura hierve la nata, retirala del fuego y añade el chocolate troceado. Remueve con una cuchara de madera y cuando el chocolate esté fundido añade la mantequilla, removiendo hasta que todo esté bien mezclado. Pon el bizcocho sobre una rejilla y vierte sobre él el chocolate aún caliente, dejando que resbale por los laterales e intentando cubrir toda la superficie para que quede lisa y brillante. Deja enfriar a temperatura ambiente, decora con las frambuesas frescas, y refrigera hasta que la vayas a servir. Saca la tarta de la nevera media hora antes de comerla.
Muy sencillita de elaborar, el resultado es brutal, y partiendo de la receta del bizcocho, puedes improvisar infinidad de rellenos diferentes.
Si tomaras esta tarta en el hotel Sacher de Viena, te la servirían con crema chantilly y un mélange vienés, parecido a un café con leche espumada.
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