Esta es una tartaleta de chocolate que no puede ser más sencilla de hacer. Quizá si hay que encontrarle un pero es que idealmente es mejor hacerla el día anterior para que dé tiempo a asentarse por completo. Para amantes del chocolate, la combinación con los pistachos picados es sencillamente de morir, pero el truco realmente lo consiguen las escamas de sal, que como por arte de magia sacan todo el dulzor al chocolate oscuro. Sencillamente espectacular.
Sablé bretón con chocolate, pistacho y escamas de sal
Masa de sablé bretón (ver ingredientes aquí)
300 mililitros de nata para montar
2 cucharaditas de azúcar
1 pellizco de sal
50 gramos de mantequilla, ablandada
200 gramos de chocolate para cocinar al 70% de cacao, cortado en trozos
50 mililitros de leche entera
Pistachos picados
Escamas de sal
Precalienta el horno a 180 grados. Forra un molde previamente engrasado con la masa de sablé bretón. Cubre con un círculo de papel de horno y llena con alguna legumbre seca, horneando durante unos 10 minutos, vigilando para que no se queme o se dore demasiado. Saca el molde del horno y deja enfriar sobre una rejilla. Mientras tanto, pon la nata, el azúcar y la sal en una cacerola y lleva a ebullición. Retira del fuego en el momento en que empiece a cocer. Añade entonces la mantequilla y el chocolate y remueve hasta obtener una crema fluída. Deja reposar un par de minutos e incorpora la leche, removiendo hasta que la crema esté brillante. Vierte en el molde enfriado y deja a temperatura ambiente hasta que la crema se haya enfriado. Entonces introduce en la nevera entre 12 y 24 horas. Espolvorea los pistachos picados y las escamas de sal. Saca de la nevera un rato antes de servir, para que se atempere.
Está claro que soy una fanática declarada de la masa de sablé bretón, pero seguro que también quedaría muy buena con una sencilla masa quebrada, si no queremos complicarnos mucho la vida.
Esta tartaleta es tan buena que realmente no necesita ningún tipo de florituras, pero una bola de helado de vainilla le iría perfectamente.