El salmón es un pescado que me aburre soberanamente, y lo digo así, sin rodeos ni paños calientes. O sea que cuando este verano llegó el momento de hacer mi tradicional descongelado y limpieza de congelador, me encontré, allá por los fondos más profundos, medio kilo de salmón congelado al que tenía que dar salida en breve sí o sí; por lo tanto pensé en qué podía hacer con él para darle gracia, y este ha sido el resultado. También tengo que decir que me pirran los pasteles o budines de pescado en cualquiera de sus formas y variantes, ya sean de cabracho, de merluza, de marisco, etc., y que éste de salmón ha resultado francamente delicioso. Es perfecto como entrante ligero y fresco, muy apetecible para estos días de calor que aún tenemos por delante. Yo lo he acompañado de salsa holandesa, pero también resulta riquísimo con mayonesa, salsa rosa o tártara. Esta receta es para 6-8 personas.
Facilísimo y rápido de preparar, se puede dejar hecho con antelación (hasta un par de días antes), y en el último momento sólo tendrás que desmoldarlo y decorarlo a tu gusto.
Pastel de salmón y espárragos con salsa holandesa
1 manojo de espárragos verdes
500 gramos de salmón fresco
1 puerro
1/2 cebolla roja
6 cucharadas de salsa de tomate
4 huevos
250 mililitros de nata para cocinar
Pimienta, sal, aceite de oliva, pan rallado
4 cucharadas de vino blanco, 1 cucharada de vinagre de vino blanco, 1 cucharada de agua
6 granos de pimienta negra, molidos
2 yemas de huevo
100 gramos de mantequilla fría
50 mililitros de creme fraiche
Sal y pimienta
1 cucharada de zumo de limón, 1 cucharadita de cayena en polvo y 2 cucharadas de cebollino picado
Pon a hervir agua con sal y escalda los espárragos unos minutos, reservando las puntas. Escúrrelos y córtalos en tres trozos y reserva. Pica la cebolla y el puerro y póchalos en un poco de aceite. Mientras tanto corta el salmón en dados, con cuidado de quitar espinas y piel. Una vez pochados el puerro y la cebolla, añade el salmón salpimentado. Aparte, en un bol bate los huevos, la nata, la mezcla del puerro, la cebolla y el salmón, y la salsa de tomate y tritura con la minipimer; corrige la sal si es necesario. Unta un molde con aceite y espolvoréalo con pan rallado. Vierte la mitad de la mezcla triturada en el molde, dispón los trocitos de espárragos, vierte el resto de la mezcla, y espolvorea la superficie con pan rallado. Precalienta el horno a 180 grados, y en una fuente en la que quepa el molde del pastel pon dos dedos de agua e introdúcela en el horno durante una hora; comprueba si está listo pinchando con un palillo, que tiene que salir limpio y seco. Deja templar en el molde y reserva. Haz a la plancha las puntas de espárragos con un poco de aceite y sal, y reserva. Para hacer la salsa pon en una cacerola el vino, el vinagre, el agua y la pimienta molida, lleva a ebullición y reduce hasta obtener dos cucharadas de líquido, y deja enfriar. En una cacerola pequeña mezcla las yemas y el líquido. Coloca esta cacerola pequeña sobre otra mayor al baño maría y sigue batiendo. Añade la mantequilla en tres veces sin dejar de batir, hasta conseguir una salsa cremosa. Retira la cacerola pequeña del calor, salpimienta, incorpora la creme fraiche, el cebollino, el zumo de limón y la cayena en polvo. Una vez templado el pastel, sácalo con cuidado del molde, y acompáñalo con la salsa holandesa templada junto con las puntas de los espárragos.
Facilísimo y rápido de preparar, se puede dejar hecho con antelación (hasta un par de días antes), y en el último momento sólo tendrás que desmoldarlo y decorarlo a tu gusto.
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